En la época invernal, debido a la climatología adversa, en muchas ocasiones salir con la bicicleta a la calle puede resultar complicado. Por este motivo muchos ciclistas tienen que recurrir a los rodillos para poder entrenar.
Vamos a ver qué tipos de rodillos existen, cuáles son sus principales características, y qué aspectos hay que tener en cuenta a la hora de decantarse por uno o por otro.
Rodillos de rulos
Este tipo de rodillo está compuesto por una serie de rulos dispuestos como si fueran una tabla. Este tipo de rodillo es el idóneo si el objetivo que tenemos con él es mejorar la técnica de pedaleo y el equilibrio sobre la bicicleta.
Al principio es más complicado acostumbrarse a este tipo de rodillo que al fijo, sobre todo por el equilibrio. La recomendación es comenzar a usarlo cerca de un lugar donde poder apoyarnos en caso de perder el equilibrio, como una pared.
Rodillos fijos
En este tipo de rodillo la bicicleta está anclada al mismo en la rueda trasera. Aquí al estar la bicicleta fija el equilibrio no se trabaja.
Sin embargo, este tipo de rodillos ofrecen una resistencia mayor al movimiento que los anteriores, por lo que estarían más indicados para entrenamientos de potencia o series.
Son ideales para principiantes, ya que es mucho más sencillo su uso que los de rulos, en el que mantener el equilibrio puede resultar complicado.