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2015 actualidad // Miguel Benavent de B. // Personal
COMPARTIENDO MI NAVIDAD, CONTIGO
Hasta que llegaste tú a mi vida, amor mío, la navidad era algo vacío para mí, créeme. La gente a mi alrededor simulaba estar alegre y feliz, las luces de la ciudad apenas iluminaban mis pasos por las sombrías calles, un árbol artificial adornado presidía el salón de mi casa, que nunca fue un hogar, como quisiera. Todo eso estaba fuera, me rodeaba y apenas desentumecía por unos días mi ilusión de niño, ya olvidada. Solo por unos días, aparentemente todo cambiaba en mi vida…
Pero aún con mis esfuerzos y mi energía, todo esto aún me resultaba vacío. La luz de la Navidad no penetraba en mi vida ni en mi Alma, inquieta. Tuviste que llegar tú, sigilosamente con tu sonrisa, no para iluminarme mi vida y traer el amor a ella como sin duda hiciste, sino para que mi corazón se abriera y de él saliera todo lo que había escondido tras él, que hasta entonces me impedía ser feliz y amarte como quisiera…
Y para ello tuvieron que salir todas mis sombras del pasado, para luego poco a poco dar paso a esa luz que todos tenemos dentro, sin ser conscientes de ello. Tuve que vivir sin ti la noche más oscura del Alma para permitir que saliera todo eso que en realidad soy y he sido siempre, todo lo que siempre soñé y aún sueño cada día, todo eso que siempre deseé y hoy deseo compartir solo contigo, que es mi vida entera!
Así, contigo y a través de tu bella mirada nació la Navidad de verdad, esa que ya ilumina mi existencia entera, día a día. No solo porque la trajeras tú, sino porque me permitió aprender a ver, sentir y vivir desde mi corazón, cada día más abierto de par en par y ya sin miedo. O tal vez solo supe ver en ti todo lo que yo aún no era! Por eso es este camino hacia la luz que hoy empieza en mi vida y durará mi vida entera! Aún así, podemos recorrerlo juntos, porque hablar de la Navidad es reconocerte a ti como la llama que me permitió despertar a mi vida y crear mi hogar, con intensidad, luz y amor, a raudales. No hay más ni menos…
Hoy, en mi Navidad, ya hay luces, melodías y brillos… que van desde dentro de mi corazón hacia afuera y que convierten lo cotidiano en mágico y lo mágico, en cotidiano, como tú me enseñaste, sin quizás saberlo! Hoy mi Navidad es imposible sin tenerte en mi corazón, donde sigilosamente -y a ratos, en silencio- la compartes conmigo, a cada instante y cada nuevo día que llega deseándonos una feliz Navidad juntos, expandiéndose sin límite entre las personas que queremos y otras que solo nos rodean, así como a todo lo que nos envuelve, ya sea el mar, la montaña, el cielo… y todos los seres vivos que habitan esta maravilloso Universo, nuestro por entero.
Perdóname si en algún momento mis palabras, mis pensamientos y emociones o mis actos te mostraron una Navidad diferente, artificial, aparente y solo efímera, como lo era antes mi vida hasta que llegaste tú a ella. Y lamento si alguna vez te invité sin saberlo a vivir una navidad así, cuando aún no era la verdadera! Tal vez tuve demasiados años mi corazón encerrado tras ese Miguel que aún no era lo que siempre fue y será, pero siempre estuvo dentro esperándome y esperándote, en silencio!
Ese brillante descubrimiento es para mí hoy la Navidad, la tuya, la mía, la de todos los que somos capaces de vivir cada instante de nuestra vida desde el corazón bien abierto y sin miedo, permitiendo que salga esa luz que todos tenemos dentro que ilumina cada día nuestra vida entera, con paz, amor, luz y alegría!
Feliz Navidad -ahora sí- amor mío!