El egocentrismo del Homo sapiens aún no ha sabido descender de las escaleras de la evolución y posicionarse humildemente en escalones inferiores. Creemos tener unas capacidades cognitivas que nos hacen ser diferentes e inteligentes al resto de otras formas de vida que pueblan lo queramos o no nuestro maravilloso planeta. Desde siempre hemos querido mantener una línea roja sin que nadie pise más allá de nuestro estatus en la punta del vértice de una pirámide que debería ser invertida.
PEDRO POZAS TERRADOS