Compasión = empatía

Publicado el 17 noviembre 2019 por Pedro Pozas Terrados

  ¿La compasión es patrimonio exclusivo del hombre? ¿Es acaso la empatía lo que mueve la compasión en los seres vivos? Hoy en día existen infinidad de casos publicitados en las redes sociales o no, en los que hemos visto a seres vivos de otras especies tener empatía y compasión por el dolor o la alegría de un miembro de la misma especie o de especie diferente.

         Los seres humanos nos creemos tener la potestad de la compasión como elemento esencial de la humanidad, como signo evidente de la inteligencia superior en relación al resto de los seres vivos.
   El egocentrismo del Homo sapiens aún no ha sabido descender de las escaleras de la evolución y posicionarse humildemente en escalones inferiores. Creemos tener unas capacidades cognitivas que nos hacen ser diferentes e inteligentes al resto de otras formas de vida que pueblan lo queramos o no nuestro maravilloso planeta. Desde siempre hemos querido mantener una línea roja sin que nadie pise más allá de nuestro estatus en la punta del vértice de una pirámide que debería ser invertida.
           Estudiosos y filósofos aún siguen anclados en un pasado que en nada se parece al actual. En un pasado donde los no humanos son cosas, objetos para utilizar y comer, para divertirse y hacerles trabajar para nuestro propio beneficio. Ante ello, es difícil romper el pensamiento incrustado en nuestras sociedades, donde ir a un zoológico es sinónimo de diversión y disfrute, de cultura y de amor por la naturaleza, pero que sin embargo nadie se pone en el lugar de esos animales que allí están aburridos, como verdaderos cromos vivientes, sin vida, con enfermedades psicológicas graves. ¿Acaso no sería compasión el no incentivar esta clase de centros donde se mantienen cautivos a seres vivos que sienten y sufren como nosotros? ¿A caso no sería tener empatía de estar en contra de una fiesta nacional donde aún se siguen utilizando el dolor y el sufrimiento para el disfrute alegre de los que son espectadores de tal vil crueldad? ¿A caso un toro no sufre…no siente?.
           La compasión y la empatía también sin duda están presentes en todos los seres vivos. Ver a un perro que no se separa de su amigo humano cuando está enfermo e incluso cuando lo llevan al hospital se pasa días enteros en las puertas del mismo esperándole es compasión. Ver como una familia de bonobos reduce su marcha por la selva para ir al compás de uno de sus miembros que está herido en una pierna es empatía. Ver como un chimpancé mastica la comida y se la da a otro de su misma especie que no puede masticar porque no tiene dientes es compasión. Ver como varios rorcuales se sitúan por debajo de otro rorcual enfermo para que pueda respirar es compasión. Ver como un chimpancé cuando te has hecho daño en la mano corre hacia ti, te abraza, te da besos en la mano…eso es compasión, empatía. Podría seguir enumerando cientos de casos en que los seres vivos nos muestran tener verdadera compasión hacia otros seres vivos.
          Por todo ello, considero que muchas capacidades cognitivas que creíamos tener exclusivamente los humanos, son extrapolables a otras especies como tener una cultura exclusiva, utilización de herramientas, sentido del pasado y del futuro, dolor por los que mueren, reconocimiento a sí mismos, empatía y como no compasión.
            La dignidad del ser humano debe avanzar con claridad hacia un respeto por la vida en todas sus representaciones. Hemos colocado a las plantas en el último escalón de la famosa pirámide de la vida, en la base de los más olvidados, de los menos importantes, de los que no tienen inteligencia. Qué equivocados estamos. Precisamente la flora, nuestros árboles, bosques y selvas deberían estar en la cúspide con una protección exclusiva dentro de nuestras constituciones y leyes. Sin las plantas, la vida en su conjunto de nuestro planeta no existiría, ni los animales, ni nosotros, ni el oxígeno que mantiene nuestra atmósfera. Sin embargo si desaparecemos nosotros o los animales, ellas seguirán viviendo. No nos necesitan. Ya existe estudios científicos donde indican que las plantas son inteligentes, que se comunican entre ellas, que actúan ante situaciones adversas, que se protegen así mismas cuando se ven en peligro, que tienen empatía entre especies diferentes. Esto es algo fantástico, hermoso. Un mundo lleno de vida inteligente, de especies que buscan subsistir y extenderse. Vivimos en un planeta diverso donde ni si quiera conocemos la mitad de las maravillas que nos depara y ya una  sola especie está exterminando a millones de ellas, donde una sola especie está alterando nuestro sistema planetario. Y si, hay que tener compasión y empatía por nuestros bosques y selvas, por las flores silvestres y hasta por esa hormiga diminuta que ni si quiera ponemos atención hacia ella y que son imprescindibles para mantener un suelo aireado y oxigenado. Yo he visto como habiendo sido pisada una hormiga por una bicicleta y quedando herida, sus compañeras en lugar de huir y alejarse, iban hacia ella intentando ponerla de pié, intentando reanimarla. ¿A caso eso no es compasión, no es tener empatía ante un semejante?
            Hasta que el ser humano no haya comprendido que una simple flor es una muestra de la belleza y la vida en este universo que nos ha tocado vivir, hasta que no seamos capaces de sentir compasión mirando a los ojos de un ser vivo cautivo en un zoológico y comprendamos que nos está pidiendo libertad, hasta que no seamos capaces de llorar ante esas personas que mueren en el mar huyendo de la destrucción y las guerras, hasta que nuestras lágrimas no caigan viendo la desolación de una selva destruida…no habremos comprendido el verdadero sentido de la compasión y la empatía.
          No. La compasión no es un término exclusivo de nuestra especie. Es un don otorgado por la vida misma a todos los que formamos parte de este maravilloso universo llamado Tierra.
PEDRO POZAS TERRADOS