Un principio básico para funcionar por la vida es que no hay que hacer incompatibles las cosas que no lo son. Así es la opinión sobre ciencia y religión del gran biólogo agnóstico americano Stephen Jay Gould
(1941-2002) que se prodigó en ensayos sobre múltiples temas
científicos, afirmaba que la ciencia y religión son complementarias y
constituyen magisterios no superpuestos, y lo explicaba de la siguiente
manera: «la ciencia intenta documentar el carácter objetivo del mundo
natural y desarrollar teorías que coordinen y expliquen tales hechos. La
religión, en cambio, opera en el reino igualmente importante, pero
absolutamente distinto, de los fines, los significados y los valores
humanos, temas que el dominio objetivo de la ciencia podrían iluminar,
pero nunca resolver» (Nicolás Jouve. Cívica,3-VI-2015).