Durante el proceso de creación de un proyecto empresarial, existen una serie de detalles que quien emprende debe tomar en cuenta, uno de ellos es la formalización o legalización de la sociedad que se está iniciando.
Para esto, todo Estado provee de las directrices y pasos necesarios para lograrlo. De hecho, hay países en donde existe una ventanilla única en donde quien emprende hace todos los trámites para la formalización o legalización de su proyecto.
No obstante, está la alternativa de saltarse todo ese proceso e ir directamente a lo que pudiéramos llamar una "tienda de sociedades" y aunque pudiera sonar peyorativo, no es la intención. Ya que estas "tiendas" serían bufetes de abogados especializados en la arquitectura de los diferentes tipos de empresas que existen; y "tienen en almacén" o "en inventario" ya preparadas, las opciones viables para cada emprendedor o emprendedora.
A todo esto, existe la disyuntiva de si vale la pena o no hacerlo. Y todo se reduce al factor financiero.
Es por esta razón que vamos a tratar el tema sobre si vale la pena llevar a cabo este tipo de compra de sociedades, desde la perspectiva de las finanzas. Ya que este elemento es vital en todo el proceso del emprendimiento, de manera que puedas tomar una decisión conforme a lo que estás necesitando.
De forma simple y sin muchas profundidades, las sociedades son entidades formalmente reconocidas por el estado con un fin determinado; en nuestro caso, de hacer negocios. Esto se traduce en que es una empresa conformada por socios.
Tomando esto en consideración, no todas las sociedades son iguales ni tienen el mismo fin. Ya que no es lo mismo una sociedad sin fines de lucro que una comercial.
Ambas pueden ofrecer servicios y hasta cobrar por ello, pero su objetivo no es el mismo, ya que la primera no busca generar riqueza, mientras que la segunda sí.
En ese tenor, y dependiendo de la legislación de cada país, existen un sin número de sociedades. Pero en esencia se resumen al nivel de capital que se invierta y a la apertura que tengan al público para invertir. Todo esto sin contar del tipo de actividad comercial que se vaya a hacer, la cantidad de socios, etc.
Lo importante en todo esto es que para dar el paso a la legalización o formalización de una empresa, es necesario que se defina el tipo de sociedad que se va a llevar a cabo y las implicaciones de la misma, tanto en términos de la composición como otros tantos temas relacionados al fisco, etc., ya que, como mencioné anteriormente, no todas las sociedades son iguales ni tienen el mismo fin ante la ley.
Y si estas en esa etapa dentro del proceso, la sugerencia es que busques la asistencia de personas que te puedan auxiliar en el tema, de manera que tengas los elementos necesarios para llevar a cabo de forma efectivo las gestiones legales de tu proyecto.
Tomando en consideración las implicaciones que tiene la definición de la sociedad que se va a formar, llevar a cabo este proceso no es algo que se debe tomar a la ligera, ya que de ahí depende la manera en que vas a desarrollar tu negocio.
En ese tenor, existe la posibilidad de compra de sociedades. Que es escoger, dentro de un catálogo de opciones ya formadas y legalizadas, pero que permanecen inactivas. Esto porque, si se activan entonces empiezan a correr las obligaciones fiscales, etc.
Esta venta de sociedades se da por parte de bufetes de abogados especializados en el tema de la constitución de empresas.
Y la pregunta que surge es si vale la penga hacer este tipo de transacciones. Ya que por lo general, quien emprende hace mucho de "Yo mismo lo hago, porque es más barato" y, aunque esta premisa es cierta, existen elementos que no se ponderan en este tipo de enunciados:
- Costo intrínseco de las acciones.
- Inversión inicial dentro del proceso.
En otras palabras, cuando un(a) emprendedor(a) toma la decisión de formalizar su proyecto no suele tomar en cuenta el factor tiempo que tienen que invertir, la experticia en términos de reducción del margen de error durante el proceso, el costo intrínseco relacionado a los diferentes pasos que debe tomar y la inversión global dentro del proceso.
Pero más que todo el factor tiempo. Ya que cada uno de estos procesos implica un tiempo determinado que todo emprendedor(a) pudiera invertir en otros aspectos productivos dentro del negocio. De hecho, existen opciones llamadas sociedades urgentes las cuales te permiten tener tu sociedad constituida en cuestión de horas.
Y con la ventaja de que estas "empresas de cartera" son, literalmente, adaptables a las demandas y necesidades de tu proyecto.
En ese tenor, y respondiendo a la pregunta inicial, sí vale la pena comprar sociedades, por dos razones bien básicas:
Es cierto que el desembolso inicial de dinero, cuando se compara con hacer el proceso uno mismo, es más más alto, sin embargo, en el largo plazo es menor. Porque por lo general no se toma en cuenta el tiempo que toma llevarlo a cabo y de cómo inciden estos costos.
Partiendo de que sí vale la pena comprar sociedades, es importante que tomes en cuenta algunos elementos básicos a la hora de hacer este tipo de transacciones, en caso de que decidas hacerlo.
- Debes asegurarte que dicha empresa ha estado inactiva.
- Debes tomar en cuenta que no tenga compromisos de deuda previos.
- Que no tenga contratos públicos o privados abiertos.
- Que esté limpia en términos de poderes a terceros, es decir, que le pertenezca a ti y a tu sociedad.
- Transparencia, que todo lo que se haga estés en control de que lo que está sucediendo.
- Identifica que quien haga el servicio esté debidamente certificado para hacerlo.
La formalización de tu emprendimiento puede ser la diferencia entre el éxito o fracaso del mismo. Cuando defines el tipo de sociedad te abres las puertas al mercado formal, el cual, a la larga te ofrecerá mayores y mejores beneficios que el informal.
Tomando eso en consideración tienes diferentes tipos de sociedades a las cuales puedes acceder según la legislación de tu país, y estas se diferencian en el tipo de estructura que se va a tener, el fin de la misma y cómo la ve el Estado que la rige.
Para esto tienes dos opciones, hacerlo tú mismo o auxiliarte de empresas que tienen en carpeta una serie de sociedades ya establecidas pero inactivas, adaptables a tu idea de negocio.
Sobre esa base, y partiendo de que te puedes ahorrar tiempo y dinero en el largo plazo, vale la pena llevar a cabo este tipo de acciones. No significa que no puedes hacerlo tú mismo, de hecho si entiendes que es una opción viable para ti puedes llevar a cabo, tomando en cuenta el tiempo y la inversión relacionadas al mismo.
Sin embargo, puedes ponderar comprar una sociedad ya establecida y así evitar el proceso, las diligencias relacionadas con forjar una sociedad.