Somos un país de PYMES, la pequeña y media empresa tiene un peso considerable en la economía y la mayoría de ellas están creadas y formadas por familiares. Normalmente la funda el abuelo, el padre la internacionaliza y los hijos optan por no querer seguir la tradición y quieren abandonar el barco para dedicarse a otros temas.
La pregunta que surge cuando la siguiente generación no quiere tomar las riendas es ¿qué hacemos con el negocio?, ¿lo cerramos?, ¿lo vendemos?. Si la estrategia se ha definido con tiempo cualquier opción es válida ya que existe un margende maniobra para poder trabajar y preparar los escenarios posibles: sea venta, sea liquidación, etc.. Pero este tipo de decisiones no suelen afrontarse cuando toca, sobretodo en el ámbito de la empresa familiar, y ocurre que al final todo se precipita dando lugar a situaciones que se podría haber evitado.
Os contaré un pequeño detalle que quizás algunos ya conoceréis, durante una época me dediqué a buscar empresas ya en funcionamiento que por las razones que fueran el dueño quería dar un paso al lado y disfrutar de su trabajo. El escenario era casi siempre el mismo, nadie estaba dispuesto a tomar las riendas y en el pero de los casos todos querían ser el que se colocara el gorro de capitán creando unas pugnas intestinas que desangraban a la empresa por dentro.
Cuando llegábamos nosotros la situación estaba ya decidida, como decía Sun Tzu toda batalla está decidida antes de empezar. Al no estar bajo la presión del tiempo ni de la necesidad urgente de invertir el capital podíamos dedicarnos a investigar el estado financiero, su rotación de stocks, la cartera de clientes, su immobilizado y por mucho que las cifras pudieran disimularse, al aplicar un análisis serio veías que no le quedaban más de un año de vida y eso con suerte.
Por esta razón es importante saber que se quiere hacer con la empresa y hacerlo honestatente. No es ningún delito no querer ser el CEO y preferir monetizar la empresa familiar y dedicarse a vivir pero este proceso se ha de hacer bien y con cabeza.
No existen muchos profesionales dedicados a la venta de sociedades, son pocos y hay que saber encontrar el más adecuado para establecer un proyecto que acabe con todos los participantes contentos y satisfechos con el acuerdo.
Por otra parte, para los que buscan dónde invertir y dónde comprar una sociedad que puede ser funcional, también os aconsejo que os informéis y busquéis, ya que existe muchos estamentos que en teoría se dedican a cubrir esta necesidad pero la realidad es que al final has de acudir al sector privado si quieres ver resultados.
Quiero aclarar el concepto de resultados no es tanto a la posibilidad de encontrar lo que buscas, sino a poder hacerlo en un tiempo razonable y no perderte en la burocracia que hace trabajar al ritmo de la administración que no suele ser el mimo que usa el mundo real. Existen servicios que te permiten constituir o comprar en menos de veinticuatro horas con los informes financieros y de liquidez preparados y no ahogarse en un mar de burocracia, dudas e informes que no llegan.
Es obvio que en el mundo de la empresa el tiempo es un valor funadamental y la velocidad de ejecución es un plus muy a tener en cuenta, sumado a los documentos necesarios que dan garantías de la inversión, así que si estás interesado en comprar o en vender una sociedad, insisto de nuevo en que acudas a los excelentes profesionales que existen en este sector.
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