Comprando vinos después de visitar la bodega

Por Orlando

Ayer viernes recibí una caja de vinos y aceites que compré el martes. ¡Que punto! A tiempo para la cena y sin moverme de casa. La historia no tendría nada de especial si no fuera porque esta vez he sido yo mismo el que ha comprobado la eficacia de la venta online. Sólo tuve que entrar en la tienda online de vinos de Emina, llenar el carro, recordar la contraseña de Paypal y apretar el botón…

Es indudable que la tan mediática globalización está cambiando los hábitos de consumo. Hoy ya está claro que casi todo se puede comprar por Internet, cómodamente, desde el sofá del salón mientras evitas la interminable ronda de anuncios en el intermedio de la peli del sábado o del partido de Champions del martes. Y da igual si usas el portátil, la tablet o el móvil. Todos los dispositivos valen para comprar aquello que se te olvidó incluir en la lista o aquello que no pudiste cargar porque el coche iba a tope.

Y es precisamente algo de esto es lo que nos sucedió el fin de semana pasado. Tras una reunión de trabajo a Madrid, uno de los socios nos sugirió una escapadita el sábado por la mañana a Emina Rueda, para visitar la bodega y la almazara de aceites. Una experiencia grata y enriquecedora, muy bien guiada por el personal experimentado y apta para todos los públicos. De hecho los críos disfrutaron casi más que nosotros, atendiendo con los ojos como platos en el jardín de variedades, dibujando como locos y catando “como los mayores” los vinos 0.0 de la bodega.

El problema surgió al volver al coche para volver a Madrid. El maletero iba a tope de otros vinos preparados para ser catados, maletas, bolsas y algún que otro juguete que aún no tenemos claro que hacía ahí. No cabía ni una botella más. ¡Vaya inconveniente! Con las ganas que tenía de llevarme algunas botellas para la cena del próximo sábado con los amigos “gourmet”, esos que siempre esperan que comentes el vino y hagas un maridaje espectacular.

No se si cumpliré las expectativas, pero las armas están sobre la encimera, la materia prima preparada y tres botellitas del Chardonnay fermentado en barrica a la temperatura adecuada para maridar con las lubinas salvajes a la espalda.

Y todo gracias a la globalización y la evolución del e-commerce. Me voy a poner manos a la obra. Buen provecho y buena compra.