Es axioma de éxito absoluto en mercadotecnia el lograr que el consumidor se fidelice a un producto sólo por su marca (la etiqueta) y lo adquiera sin revisar el contenido.Ese éxito también se repite en política cuando sectores de la izquierda latinoamericana defienden dictaduras “de izquierda”: el PC chileno defendiendo la represión madurista, el Frente Amplio uruguayo apoyando la actual de Ortega en Nicaragua y los gobiernos de la ALBA apoyándose entre sí, obviando los cientos de muertos que ponen sus pueblos bajo el mantra de “enfrentar la injerencia imperialista”. Eso mismo sucede con la victoria de MORENA en México. Cuando Andrés Manuel López Obrador (AMLO) jure su cargo ante el pleno del Congreso de la Unión en San Lázaro, esos sectores de la izquierda latinoamericana celebrarán alborozados que “la izquierda triunfó en México” y que “la izquierda vuelve al Poder en Latinoamérica”. Pero, ¿será así?Desmitifiquemos esas falsas esperanzas. La plataforma de triunfo de AMLO, la alianza Juntos Haremos Historia (53,19% de los votos presidenciales válidos) agrupa al Movimiento Regeneración Nacional (MORENA, creado por AMLO y autodefinido de izquierda mexicana), el Partido del Trabajo (marxistaleninista y socialista del siglo 21) y el Partido Encuentro Social (confesional y liberal de centroderecha-derecha). Mélange bastante diversa.¿Y AMLO? Llega a la Presidencia tras dos fracasos anteriores y tras un recorrido que inició a mediados de los 70 dentro del PRI (el partido que gobernó México entre 1929 y 2000 y regresó 12 años después para perder tercero ahora), coincidiendo con la etapa final del sexenio de Luis Echeverría Álvarez (culpable de la masacre de Tlatelolco) y, que tras cerca de dos décadas, abandona junto con la denominada Corriente Democrática del PRI para fundar el centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática, del fue presidente y que lo llevó a ser el tercer Jefe de Gobierno del Distrito Federal [2000-2005], el único cargo de elección popular que ha obtenido hasta ahora. Sin demeritar las varias medidas de beneficio social y la reducción de la delincuencia en la Ciudad de México durante su administración, durante su gestión los escándalos de corrupción se sucedieron magnificados respecto de las dos anteriores Jefaturas, la deuda pública de la ciudad pasó de poco más de 40 mil millones de pesos mexicanos (MM) en 2000 a casi 45,5 MM en 2005 (en 2003 fue más de 47,5 MM, datos de El Colegio de México), cayó significativamente la Inversión Extranjera Directa (de 10,2 MM de dólares en 2001 a 6,2 MM en 2005, con menos de 3,5 MM en 2003, Secretaría de Hacienda) y el desempleo aumentó de 3,9% (2001) a 5,6% (2005) con pico en 2003 de 5,9% (INEGI) por sus medidas populistas. Medidas que ahora, a escala federal, vuelve a anunciar. Con 312 de 500 diputados y 68 de 128 senadores, AMLO tiene ambas mayorías que le permitirán aplicar, sin mucha oposición, su programa de gobierno propuesto pero que, a la vez, le resta muy poca diferencia para alcanzar la mayoría calificada (vía convicción o compra de voluntades) para poder, como en Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Bolivia, modificar a su arbitrio la Constitución, vigente desde 1917 y reformada parcialmente.¿Tendremos razón los críticos o los loadores? Por el bien de México, preferiría errar. Pero no lo creo porque los retos son muchos: la migración a EEUU, la narcoguerra, el TLC, crecer la macroeconomía y la microeconomía, mientras que las recetas populistas, demagógicas y caudillistas son tentaciones conocidas y de pronta respuesta (no importa “el después”).
Es axioma de éxito absoluto en mercadotecnia el lograr que el consumidor se fidelice a un producto sólo por su marca (la etiqueta) y lo adquiera sin revisar el contenido.Ese éxito también se repite en política cuando sectores de la izquierda latinoamericana defienden dictaduras “de izquierda”: el PC chileno defendiendo la represión madurista, el Frente Amplio uruguayo apoyando la actual de Ortega en Nicaragua y los gobiernos de la ALBA apoyándose entre sí, obviando los cientos de muertos que ponen sus pueblos bajo el mantra de “enfrentar la injerencia imperialista”. Eso mismo sucede con la victoria de MORENA en México. Cuando Andrés Manuel López Obrador (AMLO) jure su cargo ante el pleno del Congreso de la Unión en San Lázaro, esos sectores de la izquierda latinoamericana celebrarán alborozados que “la izquierda triunfó en México” y que “la izquierda vuelve al Poder en Latinoamérica”. Pero, ¿será así?Desmitifiquemos esas falsas esperanzas. La plataforma de triunfo de AMLO, la alianza Juntos Haremos Historia (53,19% de los votos presidenciales válidos) agrupa al Movimiento Regeneración Nacional (MORENA, creado por AMLO y autodefinido de izquierda mexicana), el Partido del Trabajo (marxistaleninista y socialista del siglo 21) y el Partido Encuentro Social (confesional y liberal de centroderecha-derecha). Mélange bastante diversa.¿Y AMLO? Llega a la Presidencia tras dos fracasos anteriores y tras un recorrido que inició a mediados de los 70 dentro del PRI (el partido que gobernó México entre 1929 y 2000 y regresó 12 años después para perder tercero ahora), coincidiendo con la etapa final del sexenio de Luis Echeverría Álvarez (culpable de la masacre de Tlatelolco) y, que tras cerca de dos décadas, abandona junto con la denominada Corriente Democrática del PRI para fundar el centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática, del fue presidente y que lo llevó a ser el tercer Jefe de Gobierno del Distrito Federal [2000-2005], el único cargo de elección popular que ha obtenido hasta ahora. Sin demeritar las varias medidas de beneficio social y la reducción de la delincuencia en la Ciudad de México durante su administración, durante su gestión los escándalos de corrupción se sucedieron magnificados respecto de las dos anteriores Jefaturas, la deuda pública de la ciudad pasó de poco más de 40 mil millones de pesos mexicanos (MM) en 2000 a casi 45,5 MM en 2005 (en 2003 fue más de 47,5 MM, datos de El Colegio de México), cayó significativamente la Inversión Extranjera Directa (de 10,2 MM de dólares en 2001 a 6,2 MM en 2005, con menos de 3,5 MM en 2003, Secretaría de Hacienda) y el desempleo aumentó de 3,9% (2001) a 5,6% (2005) con pico en 2003 de 5,9% (INEGI) por sus medidas populistas. Medidas que ahora, a escala federal, vuelve a anunciar. Con 312 de 500 diputados y 68 de 128 senadores, AMLO tiene ambas mayorías que le permitirán aplicar, sin mucha oposición, su programa de gobierno propuesto pero que, a la vez, le resta muy poca diferencia para alcanzar la mayoría calificada (vía convicción o compra de voluntades) para poder, como en Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Bolivia, modificar a su arbitrio la Constitución, vigente desde 1917 y reformada parcialmente.¿Tendremos razón los críticos o los loadores? Por el bien de México, preferiría errar. Pero no lo creo porque los retos son muchos: la migración a EEUU, la narcoguerra, el TLC, crecer la macroeconomía y la microeconomía, mientras que las recetas populistas, demagógicas y caudillistas son tentaciones conocidas y de pronta respuesta (no importa “el después”).