En estos días el ritmo de las ciudades es frenético, cientos de personas recorren los comercios buscando su regalo perfecto para esta Navidad. No tienen más que acercarse al centro de sus ciudades y comprobar personalmente el ajetreo constante y el gran número de personas que acarrean las compras. Objetos de todo tipo que nos habrán entregado en vistosas bolsas con la publicidad de los establecimientos donde los hemos adquirido.
Esta mañana me he puesto a pensar lo incómodo que resultaría transportar todas nuestras compras sin las pertinentes y debatidas bolsas comerciales. No es ninguna novedad descubrirles mi pasión por la historia, y especialmente si esta es sobre el comercio y sus tendencias. Por esto me he puesto a buscar imágenes de gente realizando sus compras de navidad a principios del siglo pasado.
Si se fijan en ellas, hay cosas que no han cambiado en absoluto: las aglomeraciones de gente, los comercios abarrotados, los regalos, etc., ¡pero ni una sola bolsa! Todos los paquetes sujetos por cuerdas y dentro de sus cajas. ¿Era esta una forma más eficaz de transportar las compras? ¿Quizá también más ecológica? ¿Regresaremos a esto en el comercio? ¿O el futuro irá en otra dirección y todas las compras se realizarán desde nuestras casas y ya no tendremos la necesidad de transportar la mercancía? ¿Pero entonces qué sustituirá al acto social del “shopping” y que será nuestras ciudades sin tiendas ni escaparates? Se me hace muy difícil imaginar la evolución del comercio en el futuro, aunque dudo mucho que las tiendas de proximidad lleguen a desaparecer, y creo que las bolsas tampoco.
Mientras el tiempo pasa, y los cambios llegan, sigan disfrutando con sus compras de Navidad.
Visto en: Biblioteca del Congreso de los estados Unidos