Este fin de semana papá se ha ido a hacer un curso de fotografía.
Su trabajo implica pasar dos noches fuera de cada cinco, por lo que, al intercalar entre los dos turnos, el fin de semana de curso, David y yo estamos pasando bastantes días sin papá..(volvió el viernes a mediodia de trabajar, se fué el sábado por la mañana y no vuelve hasta el martes).
Antes, cuando papá me decía que iba a hacer esto o aquello, relacionado con la fotografía o con alguna de las cosas que más le gustan, aunque no le decía que no, veía mil problemas...yo creo que no terminaba de entender que "necesidad" tenía de irse a hacer esto o aquello y, aunque era consciente de que no sería correcto negárselo, solo veía el lado malo de la situación.
Pero esta vez ha sido diferente.
Ha ido a hacer un curso de fotografía que imparte otro bloguero con el que comparte muchas cosas. De hecho, se ha implicado muchísimo en la organización del curso...tanto que a cambio de su colaboración no le han cobrado mas que el alojamiento. Durante las últimas semanas, no se sabía si iba a ser posible realizarlo o no, puesto que se habían apuntado muy pocas personas y hacerlo suponía al profe más gastos que beneficios. Pero al final ha sido posible y papá ha podido hacerlo.
En otra situación, en el periodo de tiempo en el que no se sabía si se haría o no, por dentro y aunque no lo quiera reconocer, habría estado deseando que se cancelara, por el puro egoismo de que papá no se fuera. Pero esta vez ha sido diferente...quería que tuviera la oportunidad de poder disfrutar de eso que tanto le apetecía y que tuviera la ocasión de conocer y compartir conocimientos con otras personas igual de apasionadas que el por la fotografía. Por primera vez he sido capaz de antreponer sus necesidades a las mías, sin quedarme lamentándome de que se haya ido, y estoy disfrutando solo de imaginar todo lo que estará aprendiendo y lo bien que lo estará pasando.
Se que esto que os estoy contando no habla muy bien de mi, puesto que pone en evidencia una actitud egocéntrica y egoísta, pero no quiero mentir acerca de quien soy ni acerca de mis sentimientos. Además, sé que lo que me movía a pensar o actuar de esa manera, no solo era egoísmo , sino en gran parte incomprensión. No era capaz de ponerme en la piel de papá e imaginar lo importante que son para el determinadas cosas.
Mirando las cosas con perspectiva, creo que he comprendido el porqué de mi cambio de actitud...no podía ponerme en la piel de papá porque no podía saber lo importante que resulta realizarse en ciertos aspectos ya que nunca había sentido en mis propias carnes la necesidad de hacerlo yo. No podía comprender como te llena realizar ciertas cosas porque nunca había sentido el suficiente interés por algo como para que me resultara importante y vital.
Ahora he encontrado al fin aquello que me llena y que me hace sentirme realizada y feliz. Y sé lo que siento cuando puedo realizar algo relacionado con el tema, como asistir a alguna conferencia, hacer algún curso. No es algo que haga por capricho o por tirar el dinero...es algo que hago porque siento que lo necesito para sentirme realizada y feliz.
Sintiendo en mis propias carnes esto, empatizar con papá y comprender lo importantes que son para el según que cosas me ha resultado sencillisimo. Y aunque lamento no haberme dado cuenta de esto antes, comprendo que no podía comprender ni empatizar con un sentimiento o una necesidad de la que yo, por mi misma, no tenía registro. No puedes mostrarte empático, por ejemplo, con la tristeza de otro si desconoces ese sentimiento...sería algo imposible, pues empatizar significa ser capaz de ponerte en la piel del otro.
Y, además de lamentar no haber sido capaz de comprender a papá, tambien lamento profundamente el no haber encontrado hasta ahora algo que me llenara y que me hiciera sentirme plenamente feliz. Algo que me motivara a aprender, a moverme, a implicarme, a tratar de mejorar.
Pero ahora lo tengo y me alegro muchísimo. Y me reafirmo en mi conclusión de que para ser generoso, empático y buena persona, es necesario sentirse pleno y feliz. No se puede dar desde la carencia, ni hacer feliz a los demás desde la propia infelicidad.
Solo procurando nuestro bienestar y felicidad podremos ser mejores personas y hacer felices a aquellos que nos rodean.