La fórmula de la justa medida no es fácil obtenerla, así hayas construido el mejor laboratorio de amor y comprensión en el hogar. Siempre nos preguntamos cómo ser mejores padres, cómo criar a nuestros hijos, queremos labrarle el mejor futuro: los educamos, los nutrimos, cuidamos de su salud, y tratamos de darles siempre buen ejemplo. Que pena que todos estos deseos, los echamos a perder, cuando “dizque por amor”, les secundamos algunas ideas, olvidándonos que el verdadero concepto de amor, no es permitirles todos los caprichos, sino saberles decir no con firmeza y ternura.
El tema de hoy es inspirado en algunos padres que nos olvidamos de la esencia de la formación y educación de los hijos y llegamos hasta la convalidación de sus más mínimos caprichos, comprándoles todo lo que piden y que no les sirve, si no es caro y de marca; el problema está cuando no tengamos con qué seguirles las ideas y sus exigencias se vuelvan inalcanzables o tan excéntricas, que ya tengamos que cuestionarlos y pararles sus ínfulas.
Es sorprendente que haya quien le tinture o le decolore el cabello a un niño de 7 o de 10 años, atentando contra su salud; cómo es posible que haya chicos entre 10 y 14 años con su cuerpo tatuado de símbolos, nombres y figuras que a veces ni ellos mismos descifran su significado; no es corriente que un padre o una madre consienta que sus hijos se perforen el cuerpo para fijarse todo tipo de piercings en lengua, nariz, cejas u orejas y hasta en partes más internas del cuerpo, como si fueran nativos de alguna tribu africana y sin que esto los asombre o inquiete? Son preguntas que hace cualquier persona consciente de que los tiempos y las modas cambian, que debemos aceptarlas mientras no afecten la salud de los jóvenes, y no se distancien del modelo social estándar del momento.
No porque se tenga una modificación o un implante innecesaria en el cuerpo indica que todos los jóvenes vayan a tener problemas de identidad o de adaptación social. “La suerte del gavilán no es la misma del garrapatero”, pero coincide que el conjunto de jóvenes conflictivos de las instituciones educativas se ajustan a características similares y son tan recurrentes los episodios violentos y actos de rebeldía con ellos, que ya los consideramos propios de su índole o naturaleza. Explico que no todos tienen este tipo de conductas pero la generalidad si se ve implicada en estas.
Padres de familia y los que tengamos responsabilidad de la crianza y formación de niños y jóvenes recuerden que querer no es sinónimo de alcahuetearles todos sus antojos y caprichos, “amor no quita conocimiento”, debemos ser responsables de su futuro no se les puede dar todo lo que pidan ni ceder a todos sus pretensiones, porque empiezan pidiendo y terminan exigiendo y forzándonos a que todo se los tenemos que dar porque nos rigen en todos los sentidos. Debemos informarnos un poco, acerca de las secuelas que se puede adquirir por una perforación en la piel o de la lengua, en donde puede incorporarse toda clase de infecciones y afectar órganos tan vitales como el corazón; que los tintes o las decoloraciones pueden disminuir el proceso de desarrollo físico o causar alergias y los tatuajes del cuerpo a veces, nos marca también, psicológicamente. Bastantes motivos para que entiendan, por qué no, debemos permitirles estos caprichos. Algún día nos lo sabrán agradecer.
Artículo de Gloria Inés Arias Pérez
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