Compromiso

Por Raúl Amo @amoelreto

¿Sabes por qué fracasamos en numerosas ocasiones? ¿Por qué nuestras relaciones se rompen o corrompen? Una de las palabras con mayor poder, dentro de nuestro lenguaje: COMPROMISO. Ata y crea, ofrece y recibe, satisface e insatisface, leal o desleal… pero ¿qué compromiso tienes tú? y ¿qué compromiso esperas de los demás?

Atar y Crear

La palabra compromiso se utiliza para describir una obligación que se ha contraído. Es una manera de atar cualquier tipo de obligación y comprometerte a ello; imponiéndonos lo mejor, porque siempre queremos dar lo mejor de nosotros ¿verdad? Porque deseamos asimismo, recibir lo mejor. Así se empieza a crear algo conjunto con el resto de personas, la pareja, el mundo o el universo. -Me comprometo a hacer el bien, ayudar a los demás, dar lo mejor de mí en mi puesto de trabajo… y así creo mis relaciones con los demás y con el mundo-. Pero, ¿por qué tantas decepciones? Es por la suma de conceptos de ¿doy es igual a lo que debo recibir? o bien el error es la etiqueta de “atar” dentro de ese compromiso adquirido y reclamado.

Satisfacción e Insatisfacción 

Buscamos el placer en todo y cada una de las grandes y sobre todo pequeñas cosas. O así debería ser. Nos satisface el propio compromiso con nosotros mismos, con nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestros pensamientos, con nuestra propia evolución como seres humanos…¿o no es así? Por otro lado nos sentimos insatisfechos cuando no vemos transformado todo ello que ofrecemos y no se ve correspondido como merecemos. Pero aquí llegamos a la pregunta más “sana” y pura posible; ¿por qué nos insatisface lo que no recibimos de los demás?

Creo sinceramente que este es uno de los puntos más conflictivos de la raza humana. “Si yo doy, tú me tendrás que dar…” Así ha sido a lo largo de nuestra historia. ¡Qué barbaridad que de la gente que quiero no reciba ni la mitad de lo que doy yo! Es cuando no vemos el compromiso de los demás hacia nosotros. Esa declaración de principios que existía al inicio de cualquier tipo de relación, incluso laboral, se va deteriorando. ¿No somos lo que éramos al principio? ¿Somos diferentes por qué no nos sentimos satisfechos ni es ecuánime lo que damos y lo que recibimos?

Sinceramente, creo que no hay un compromiso total con nosotros mismos. O puede ser, que con el tiempo y con toda la lluvia de imposiciones a lo largo de los años, hemos ido perdiendo el compromiso consigo mismo. Es seguro que habrán personas que fallen a la cita con cualquier tipo de compromiso o de “yo te doy mi palabra” y “te lo prometo”, pero es algo normal y natural dentro del propio ciclo “educativo” de la vida.

Tal vez, después de muchos años vistiendo el mismo traje, esos trapos llenos de prejuicios y victimismo; tal vez, debamos mirarnos más a nosotros mismos y saber realmente que deseamos en esta vida para nosotros. Puede parecer egocéntrico, pero no es así. La única manera de cambiar el mundo (por mucho que deseen vendernos otra cosa) es cambiando nuestro propio mundo individual.

Es posible que debamos revisar nuestros compromisos y nuestros principios, y empieces a separar lo que eres en tu esencia y lo que has creído o te han hecho creer que eres. Dejar a un lado los “estados mentales” y ver más allá de dar y recibir, sino solo en dar y ofrecer el máximo de ti.

Si la base y el primer principio fundamental para mejorar es ser sincero con uno mismo y no lo hacemos… ¿qué tipo de compromiso voy a reclamar al mundo? La lealtad o deslealtad depende más de ti que de los demás.

¿O tal vez tenemos miedo de saber quién somos realmente y hasta dónde podríamos llegar?

Un abrazo,

Raúl Amo

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