En el caso del montador de gradas de Valencia, casi se consigue tapar el accidente. Durante una semana nadie supo nada de él. El diagnóstico no era una fractura de tibia sino un coma cerebral. Los responsables del montaje de la grada, la Asociación de Promotores Musicales de la Comunidad Valenciana, no informaron del accidente al Ayuntamiento y tuvieron que ser colectivos como el Ateneu Llibertari del Cabanyal quienes iniciasen una campaña desde las redes para exigir información. Desafortunadamente, el mismo día que saltó a la luz la noticia y el requerimiento de transparencia al Ayuntamiento, fallecía el operario. Como comprobamos todas las alarmas saltan antes en el mundo digital. Ya no hay escape de la información. El silencio puede generar desconfianza o desequilibrar el ambiente. Por eso, como me han enseñado los grandes líderes de la comunicación, es recomendable poder gestionar con anticipación los mensajes de la empresa que intervenir en un escenario en el cual la opinión pública ya generó un juicio paralelo con múltiples versiones de los hechos.
Informar a tiempo real, una de las grandes soluciones
Otras organizaciones como Unite Barcelona sí que tomaron la decisión de informar a tiempo real todo lo que pasaba. Mensajes en redes se plagaron de comentarios acerca de la evacuación de manera organizada a los más de 22.000 asistentes al festival de música electrónica Tomorrowland, celebrado en el recinto del Parc de Can Zam de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), sin que se hayan registrado heridos de gravedad.
Unite Barcelona expuso que el incendio se le atribuye a un problema técnico, derivando en la cancelación total del festival. A través de un comunicado, enviado pocas horas después del accidente, explicaron que las autoridades están realizando una investigación junto a ellos para esclarecer los hechos y dijeron no conocer que hibiese ningún herido de gravedad, algo que ya confirmó esa misma noche Protección Civil de la Generalitat.
Los trabajadores, uno de los principales focos de la actividad
En los meses de verano continúa la marcha para los músicos, de festival en festival a un ritmo vertiginoso. Los accidentes laborales como el pasado de Supersubmarina o las reclamadas condiciones salariales de camareros y demás jornaleros de festival dibujan un cuadro donde, a menudo, no se respetan los más mínimos derechos laborales. ¿Nos llegamos a enterar de las condiciones en las que se encuentran? A menudo, no somos conscientes de los 35º grados al sol en los que se encuentran sometidos, el constante volumen sonoro o las horas que lleva conduciendo un chófer de la banda indie que sonorá a las pocas horas de llegar al recinto.
¿Cómo comprobar las condiciones de seguridad a las que se someten los montadores de escenarios en cada uno de los cientos de festivales que se celebran cada verano en España? Mientras los camareros, montadores de escenarios y grupos estatales del escalón más bajo del negocio se animan a filmar su propio vídeo, tal vez los ayuntamientos y las comunidades deberían determinar respuestas a estas y tantas otras preguntas para así exigir a todos los festivales el cumplimiento de una larga y detallada lista de requerimientos antes de que se lance el cabeza del cartel.
Fake news y más noticias al cerrar la temporada de festivales