Comunicar en positivo

Por Jpviola

Estos días me encontré con este post sobre la comunicación corporativa. Muy interesante para quienes trabajan en planes de comunicación, con consejos muy acertados. Lógicamente, ellos saben mucho más que yo en este tema, que en eso se especializan!

Dejando en manos de especialistas el tema de comunicación corporativa, el post me hizo pensar en la comunicación interpersonal. Lamentablemente, a nadie le pagan por hacer campañas publicitarias en este ámbito, pero sí podemos valernos de los valores que reflejan buenas campañas publicitarias. O intentar causar el efecto que ellas nos dejan. Si miramos cualquiera de los tres videos allí sugeridos… ¿a que nos dejan una buena sensación y nos roban una sonrisa? ¿si nosotros causáramos este efecto al comunicarnos? Suena tentador, ¿no es cierto?

Pues ¡vamos a intentarlo! Vamos a construir juntos una campaña de comunicación en positivo en nuestro día a día; revisar el contenido de nuestras frases antes de hablar y traducirlas siempre en positivo.

Por ejemplo, si alguien me muestra una obra suya que no termina de convencerme, en lugar de decirle un rotundo “no me gusta”, podemos buscar algún detalle que sí apreciemos y decirle “me gusta esto” y hasta podemos agregar “aunque el resto no me convence demasiado”. Si llego a casa y encuentro la cocina sucia, en lugar de fijarme en la mezcla pegada en las paredes, mesa y sillas, asomarnos para ver qué hay de comer y comentar: “¡qué bien, hoy comemos tarta!”. O si encuentro juguetes por todos lados, en lugar de refunfuñar, estar encantados de lo bien que pasaron los niños la tarde y salir a su encuentro a darles un fuerte abrazo.

¿A que suena diferente? Este modo de comunicar y de pensar tiene un doble efecto:

1 – El primer beneficiado es el mismo comunicador (ustedes). Es como transmitir ondas positivas frente a un paredón y que éste haga un efecto de rebote ampliado y traduciendo las ondas en energía positiva para nosotros mismos. Ya comentábamos hace poco el efecto en nuestro cerebro de los pensamientos positivos. Además, el ejercicio de comunicarnos de esta manera contagiará a nuestros pensamientos y acciones, logrando que nos sintamos revitalizados y con ánimo de afrontar la vida de una nueva manera, muy optimista.

2 – Lógicamente, tendrá un efecto encantador para con el oyente. Y digo “encantador” muy a propósito. El oyente estará feliz de que nos dirijamos hacia él y quedará “encantado” como en un cuento de hadas. Las palabras positivas transmiten cierta magia que no estamos muy acostumbrados a recibir. Si tenemos suerte, esa magia ayudará a nuestro oyente a extender las ondas positivas también a otros pensamientos y acciones personales y a intentar responder con la misma amabilidad en su comunicación hacia los demás.

No estoy hablando de engañar a la gente, andar piropeando o “regalando flores” sin razón. Hay que ser muy sinceros, ante todo, con nosotros mismos. La moneda siempre tiene dos caras. Se trata de, con inteligencia y realismo, saber ver la cara positiva de las cosas. Una vez que las encontramos, pronunciarlas en voz alta. Y si nos cuesta encontrarla, guardar el pensamiento negativo hasta que logremos hacerlo, cambiar la atención hacia algo positivo o anteponer a mi frase negativa un comentario amable. Les aseguro que la atención del oyente será otra, aunque terminemos haciendo una crítica que no le agrade, si captamos su atención primero resaltando aquello que pueda darle ánimo.

Si te gusta el desafío, invita a tus amigos a sumarse a esta campaña!!

Como canta el video que sigue, “cambiemos el mundo agradeciendo”.