Partiré contando que como a los 25 años comencé a fijarme mucho en mi dentadura y cada día que pasaba mis dientes se veían más feos, me comencé a acomplejar full y el tiempo iba pasando cada vez más rápido (años).
Llegó el día, aparecí en la consulta feliz, escuchando buena música con mis audífonos. El proceso no fue tan complicado ni doloroso y en unos aproximados 40 minutos salí con brackets.
Debía comer cosas blanditas primero y la doctora me advirtió que me dolerían los primeros días y que, posiblemente, me harían pequeñas heridas en la boca por el roce de los alambres, yo toda canchera “sí doctora, no se preocupe, me acostumbraré rápido”,llegué a mi trabajo y fue atroz, todos me miraban con cara rara como diciendo, ¿por qué te pusiste eso a tu edad? Me sentía observada pero eso no era todo, estaba mil dolorida, lo único que deseaba era sacármelos, quería comer pero no podía, llamé a mi pololo casi llorando queestaba arrepentida de habérmelos puesto.
Luego con los meses toda la gente iba notando como mis dientes comenzaban a enderezarse y me preguntaban, ¿por cuanto te salió?, ¿te duele?, ¿crees que a mí me quedarían bien?, etc. Yo toda feliz, cada vez me quedaba menos tiempo con ellos, convencí a muchas amigas de que se los colocaran, incluso a mi hermana que es un año menor que yo. Debo reconocer que en un comienzo no me gustó ver mi sonrisa toda metalizada, además, cuando conocía a alguien me decía... ¿Usas frenillos? Y de inmediato venia la segunda pregunta: ¿Cuántos años tienes? Luego me acostumbré a eso, asumí mi periodo de Betty la fea para ahora, ¡tener una sonrisa hermosa!!!!
Les recomiendo a todas las chicas que quieren atreverse a usar brackets que lo hagan, el tiempo pasa volando y quedarán con una sonrisa bella para siempre.
Además que importa la edad, si uno se siente bien.
¿Y tú, qué opinas?