Foto "El País"
China ha acudido al rescate. Cual reyes magos del lejano oriente, el viceprimer ministro chino Li Keqiang (máximo aspirante a Jefe de Gobierno del país asiático en 2013), y su séquito, aterrizaron en España dispuestos a repartir contratos plagados de euros. Acuerdos comerciales que desataron el júbilo de las altas esferas de la política gubernamental, sólo comparable a la alegría que despertó en los años 50 la llegada de los primeros dólares a España del Plan Marshall. Con él, EEUU consiguió el control de Europa Occidental. Una muestra de imperialismo económico americano. Hoy es China la que, vestida de salvadora, poco a poco, extiende su “azucarado imperialismo” por el planeta. Así, España y China han cerrado acuerdos comerciales en el sector de la energía, de las finanzas y de la alimentación por un montante que ronda los 5.600 millones de euros. Li Keqiang ha interpretado a la perfección su papel y las declaraciones populistas con las que normalmente “premia” a su oprimido pueblo, las ha trasladado a nuestro asfixiado pueblo: “He venido a dar un mensaje de la confianza. China confía en que el pueblo español va a superar con éxito la crisis”; “China es un inversor responsable a largo plazo. Confiamos en este mercado, que tiene largo recorrido”; “nos gustan mucho las reformas planteadas”. ” España es el mejor amigo de China en la UE”… .Para terminar con una frase tan elocuente como comprometedora: “Vamos a estar con España en las alegrías y en las penas”. Eso sí, ha omitido aquello de “hasta que la muerte nos separe”…
Son 16 los acuerdos comerciales suscritos entre ambos países. El 95% de esos acuerdos son para Repsol, que vende el 40% de su petrolera en Brasil a China y ésta, amplia el capital de Repsol en 5.400 millones de euros. Otros acuerdos interesantes son los obtenidos por Indra, que implantará sus sistemas de gestión de tráfico aéreo en dos aeropuertos chinos por 19 millones de euros; el proyecto de ENSA, que por 59,7 millones de euros vende dos generadores de vapor para la central nuclear ubicada en la provincia de Zhejiang; y el “memorando de entendimiento” entre BBVA y el Banco de Desarrollo Chino para fortalecer las relaciones institucionales entre ambos.
Unos acuerdos de doble filo
Este “memorando” tiene como objetivo oficial reforzar las relaciones políticas y la inversión empresarial española (privada y pública) en China. Pero, claro está, también facilitará la llegada de empresarios chinos a España; un segmento que,a día de hoy, no encuentra más que trabas legales e institucionales para introducir sus productos en el mercado europeo. Sus medios de producción le permite una elaboración de productos a un coste mucho menor que en occidente y, por lo tanto, lo venden a un precio más asequible, algo que va en contra de la política de defensa de la competencia en la UE que teme a una China que, sin trabas, podría copar el mercado de manera monopolística. Proteccionismo europeo puro. Lo que alega la UE a este respecto es la necesidad de que China aumente la calidad en sus productos, considerados por las instituciones comunitarias como inferiores.
Es ahí donde China está trabajando, en eliminar o reducir esas trabas que les llevan a tener que “pelear” legislativamente una cantidad ingente de casos de anti-dumping, anti-subsidy y safeguards (el primero, vender por debajo de los costes de producción marcados como “normales” en la zona donde quiero introducir mi producto; el segundo se refiere a la inversión que recibe una empresa por parte de su gobierno y que en Europa tiene límite-no en China-; el tercero es una herramienta legal con la que cuenta la UE para salvaguardar una industria en peligro).
Huawei y la “guerra” por la innovación
Precisamente una de esas empresas chinas que se ha visto inmersa en batallas legales con la UE es la que firma uno de los contratos con menor impacto mediático pero con una importancia superior a la que España quiere darle. Es Huawei, una gigantesca corporación dedicada al equipamiento de redes y telecomunicaciones que provee a 35 de los mayores operadores del mundo y copa el 95% del mercado europeo de modems. Una empresa que no produce, sino inventa y distribuye. Ahí es donde gana dinero. Su staff lo conforman ingenieros, doctorados e investigadores que ocupan sus horas en innovación y desarrollo. Luego subcontratan la producción y Huawei las distribuye al mundo. Este verano, la empresa belga Option, productora de modems interpuso una demanda (aceptada por la UE) contra Huawei por antidumpnig, safeguard y subsidy. Ahora, después de 48 millones de dólares en el bolsillo, Option ha pedido a la Unión que cierre el caso.
Pues es Huawei la que ha firmado un acuerdo con Vodafone para la creación de un Centro de Innovación conjunto. Con esto, China da el primer paso para controlar patentes en un futuro. No descubrimos nada si hablamos de la capacidad que tiene el país asiático para elaborar sus productos más baratos que lo hace occidente. China sabe copiar y lo hace a menor coste, pero Pekín no está a la cabeza de la invención. No cuenta con esa capacidad que pertenece, en su mayoría, a EEUU. Ahora, ha comprado el know how que le va a permitir avanzar en invención y obtener futuras patentes para vender al mundo necesidades. Firmando con Vodafone consiguen una sede en Europa que les permita acceder a esas patentes que, a día de hoy, tienen cerradas y, a la vez, evitar las trabas legales que se desprenden de su actividad empresarial a caballo entre el comunismo ideológico y el capitalismo radical.
Una “amistad” conflictiva
Todo esto le da sentido a esa frase pronunciada por el viceprimer ministro chino: “España es el mejor amigo de China en la UE”. Un amigo al que le acaban de dar mucho, muchísimo dinero, como contraprestacción a los servicios prestados y los que vendrán. Y es que España ha defendido el levantamiento del embargo de armas a China y ha mirado a otro lado en cuanto a los ataques a los derechos humanos en el país asiático, que se “tratan en el seno de la UE”. “Culpable”, también de la presencia española en la ceremonia del premio Nobel de la Paz. Así no se molesta Pekín.
Y como Pekín no está molesta, va a adquirir más deuda española ( El Banco Central Chino ya cuenta con el 20 % de la que está en manos de inversores extranjeros). Una estrategia de imagen desaparecida desde el Plan Marshall. Y todo esto, hasta que la muerte nos separe…