Te pongo en antecedentes, querido Padre celestial: Unos señores que no señoras (lo sé queda muy machista pero siempre se ha entendido que la divinidad del Padre es hombre como lo fue usted y no mujer) llamados sacerdotes suyos, son sus representantes aquí en el planeta Tierra. Comulgan que llevan su palabra y su fe desde su regreso, su resurrección. Desde entonces hemos tenido varias Biblias, antiguo y nuevo testamento, varios libros de sus discípulos, lecturas y leyendas, convertidas en verdad con el paso de los siglos. Usted siempre nos decía: "El que quiera oír que oiga" y cada uno interpretaba esa frase a su antojo, con lo que empezaron a darse sectarios de fe, pero la cristiana, ha sido la más dura y duradera en el paso del tiempo. Durante mucho tiempo, un representante y representado de la fe cristiana, ha dado vida a la moral del pueblo. El último, como usted sabrá, fue Benedicto XVI, que ha abandonado por falta de fuerzas, y razones no le faltan. Jamás entendí, ni a día de hoy entiendo, que sus enseñanzas querido Padre, sea que los sacerdotes sean pederastas y que el Papa Benedicto XVI, así como sus antecesores, permitieran y taparan todo esto. Cómo el pueblo de feligreses, puede seguir a una entidad llamada Iglesia Católica, que pasó de ser comulgación y voluntad del Padre Todopoderoso a convertirse primero, en empresa que cotiza en bolsa y obtiene beneficios con el dinero del Estado y contribuyentes, para llenar los bolsillos propios, no para hacer catedrales como antaño al Dios Padre, sino para comprar propiedades en nombre de la Iglesia y para llenar los bolsillos de unos pocos con la moneda única del Vaticano. Y segundo, a modificar las enseñanzas al antojo de unos pocos que quieren el poder terrenal a toda costa. Perdone, Padre, pero para esos temas ya están los gobiernos actuales.
He pecado de necio y vanidoso al contarle todo esto, porque usted ya lo sabía todo. Un clavo, tapa otro clavo. Y así deberá seguir siendo en esta especial de Gran Hermano Papal que se han montado. Unos días de comulgación, de elegir nuevo Papa que gobierne un Estado Vaticano en mal estado. Que silencie bocas no con los peces y panes, sino a base de talonario, que es lo que se practica en nuestro siglo XXI. Que esos niños Padre, encuentren un camino de esperanza, después de una infancia de borrasca, donde se abusó de ellos cuando no tenían conocimiento de la vida.