La premisa de Con el culo al aire es simple: gente que no tiene un duro y se ha visto obligada a vivir en un camping. Sin embargo, dentro de esa simplicidad hallamos distintas historias, unas más disparatadas, otras más sentimentalistas e incluso algunas con cierta moralina. Esas diversas tramas derivan de la pluralidad de personajes que habitan en el camping “Los Ángeles”. Dentro de esa fauna de personajes encontramos algunos prototipos ya vistos en otras series de televisión pero que siguen siendo efectivos. Entre ellos, destaca el típico padre de familia que se caracteriza por la vulgaridad; los marqueses, unos ricos venidos a menos (en la tercera temporada descubriremos el motivo); una pareja joven con hijos de sus anteriores matrimonios fracasados y que tienen que soportar que el abuelo viva con ellos; o el gruñón dueño del camping, ex-militar y homosexual.
Precisamente, en la variedad de personajes reside la magia de la serie. Además, cada uno de ellos está interpretado por actores bastante conocidos en la gran y pequeña pantalla como son Raúl Arévalo (Premio Goya a Mejor actor por su interpretación en Gordos), María León (Premio Goya a mejor actriz revelación por su papel en La voz dormida) o Paco Tous (quien hizo del inolvidable Paco Miranda). Completan el reparto principal: Toni Acosta, Iñaki Miramón, Natalia Roig, Raúl Fernández, Carmen Ruiz, Vicente Romero, Goizalde Nñez, Victor Palmero, Henar Jiménez y Adam Jezierski. Así pues, liderados por Tino, el churrero, los campistas vivirán situaciones bastante cómicas a lo largo de las tres temporadas de las que se compone la serie.
Si son tramas amenas, graciosas, personajes carismáticos, ¿por qué sólo tres temporadas? El motivo primordial es la pérdida de audiencia, en cuanto no cumplen un mínimo las series se van al garete, ya sean o no de calidad. Pero, ¿por qué esta bajada de espectadores? Puede que una de las principales razones sea la incorporación de demasiados personajes nuevos, como los interpretados por Ana Morgade, Julián López o Almudena Puyo, muy forzados e incluso a veces no pintan nada, sobran. O historias pasadas de rosca como la de la virginidad de Dani. Pero, sobre todo, a mi parecer, la causa primordial por la que la gente se ha cansado de seguir Con el culo al aire es el maltrato que ha sufrido la serie. Lejos queda ya que comience casi a las once de la noche (al final uno se acostumbra), pero lo que el espectador no admite es que jueguen con él, que unos días decidan repetir un episodio, otros se salten del segundo al cuarto y que al tiempo emitan el capítulo perdido. Son cosas que, a la larga, agotan.
A pesar de todo, servidora se queda con la sensación de haber visto una serie que le ha regalado numerosas carcajadas, noches de desconectar del mundo y de los problemas y de dejarse llevar por las historias del lacio, Eli, Sandra, el centollo, Tino o los marqueses. Esta noche se despiden los campistas aunque para mi siguen en temporada alta.