Con faldas y a lo loco

Por Lamadretigre

Hay días en los que una consigue ser un número sorprendente de personas sin cambiarse ni los calcetines. El Sábado sin ir más lejos me levanté a horas intempestivas como madre hacendosa de cuatro. Experta que soy en estas lides conseguí hacer cuatro maletas, vestir cuatro niñas y dejar la casa en un estado de precaria decencia para calzarme las botas a la hora exacta en la que el taxista llamaba a mi puerta.

Me transformé entonces en madre soltera de dos y oligofrénica a partes iguales. Con una mano me afanaba en atajar los ataques de La Cuarta por hacerse con el chupa-chups de La Tercera mientras con la otra llamaba al padre tigre una y mil veces para cerciorarme de que mis dos primogénitas llegaban sanas y salvas a su destino.

Luego me tocó ser la viajera experta que se pavonea de cómo pliega la sillita con una mano mientras agarra el bolso y dos niñas con la otra. Perdí algo de credibilidad cuando en mitad del vuelo La Cuarta se transformó en un arma de destrucción masiva y se lió a mamporrazos con su madre, su hermana y el pobre adolescente que compartía fila con nosotras. Cuando quiso tocar el tambor en la calva del señor de la fila cinco me vi obligada a recurrir a métodos físicos de contención.

Ya en la capital patria, tras descubrir que lo que mi padre llama frío polar es un cálido día primaveral, me transformé por dos gloriosas horas en la hija adolescente que se desploma en el sofá y deja que su madre se ocupe del resto.

A media tarde me engalané para la botadura del Queen Mary y me lancé al centro con la visa inquieta. Fue verme sola en Serrano y creerme dueña y señora de la cuenta corriente de Paris Hilton. Lo que iban a ser unos leotarditos para La Tercera se convirtieron en seis pares con sus vestidos a juego, dos pijamas, dos pantalones, un peto y tres polos.

Andaba yo frente al escaparate de una joyería de renombre, valorando si realmente necesitaba un broche de rubíes talla baguette para combinar con el jersey de pico beige que me acaba de comprar sin probármelo siquiera, cuando recordé quién era y, sobretodo, a dónde iba.

Presa de una desesperación tipo siga-usted-a-ese-coche me lancé de cabeza con las bolsas por delante en un taxi que pasaba por allí. Llegué al sitio H media hora antes de la hora D para implorarle entre lágrimas al encargado que escondiera las pruebas de mi crimen en algún recóndito lugar. Liberada por fin del peso de mi despilfarro me convertí en La Madre Tigre.

No seré yo la que traicione los detalles escabrosos de una noche para el recuerdo pero cómo negar que fue ver a la desmadrosa y replantearme muy seriamente mi orientación sexual. Esta mujer lo tiene todo, por dentro y por fuera. Con ella venía Laura de Base Echo que me conquistó con su fetichismo y su frikismo informático. A mi siniestra descubrí toda la dulzura con un puntito irreverente de El Recreo de Lola. La Madre Novata es tan macarra como esperaba y mucho más graciosa. Un crack en lo artístico y en lo personal. Con Sara de Spices Cave comparto alma numérica, es encantadora de los pies a los rizos. La Princesa Rockera se me escapó casi sin catar pero qué mirada felina. Un escándalo. Vaninas es un espíritu sabio en un cuerpo…¡De quienceañera! Me quedé con ganas de más Chispuncita. Y qué decir de Runnermami, clavadita a su avatar no defraudó de rojo. Habla como tuitea, con esa mezcla de inocencia y mala baba, a la que nos tiene acostumbradas. Al padre lobo tuvimos que rifárnoslo y me tocó mucho menos de lo que me hubiera gustado.

Last but not least mención especial a nuestra Peinta-Pintxos. Ella es un ciclón que todo lo puede. Me obligó a comerme  dos pizzas, me llamó rancia sin miramientos, me amenazó con hacerme un unfollow, puso a prueba mi suelo pélvico con un salero desbordante, me enchufó dos mojitos que tendré que devolverle algún día y fue, sin duda, la reina de la noche. Por derecho propio.


Archivado en: El ocio y otros seres invisibles Tagged: Alemania, Blogosfera, Bolas Chinas, Madres, Madres blogueras, Matrimonio, Niños, Ranking Madresfera, Viajar con niños, Viajes