Pío Baroja.
Pío Baroja, escritor y médico español de la primera mitad del siglo pasado, recuerda en sus Memorias a un antiguo político llamado Sánchez de Toca, que al parecer, a pesar de su seriedad, tenía buen sentido del humor, ya que al terminar de dictar un documento oficial decía a su secretario:
–Creo que este decreto está redactado “con la debida confusión”.
La burocracia es y ha sido un mal de todos los tiempos y de todos los países; difícilmente puede haber un pueblo que haya escapado a las artimañas del sistema burocrático, es decir, de los funcionarios y empleados públicos que por una razón u otra (generalmente por amor al dinero) se especializan en enredar las cosas más sencillas, de suerte que al sufrido contribuyente le resulte prácticamente imposible resolver sus problemas cotidianos.
Así las cosas, cualquiera puede ser testigo (sobre todo en estas primeras semanas del año) de las enormes filas que se forman ante oficinas públicas para cumplir con la obligación de pagar impuestos, cosa que debiera merecer la atención primaria de las autoridades, ya que sin estas contribuciones sería imposible llevar la administración pública, incluyendo el cobro de sus jugosos salarios.
En México vivimos hoy tiempos difíciles en los que no obstante las dificultades que imponen la devaluación del peso y la baja del precio del petróleo, los altos funcionarios públicos se gastan en lujos excesivos, viajes y francachelas, lo que la gente necesita con urgencia para satisfacer sus necesidades más elementales.
¿Cree usted que todavía hay lugar en México para la burocracia incompetente y corrupta?
Artículo publicado por el diario La Crónica de Hoy Jalisco en su edición del viernes 29 de enero de 2016.