Qué divertido es “jugar” con el Indesign…
En unas horas enviaré a imprenta la primera edición de Con la vida a cuestas, mi segunda novela. Después de unas merecidas minivacaciones en familia, llevo unos días de trabajo a contrarreloj para tenerla a punto para el acontecimiento más importante, con mucha diferencia, del calendario editorial: la feria del libro de Sant Jordi. Os dejo, que me llama Photoshop para acabar de ajustar la cubierta, pero aprovecho que pasaba por aquí para compartir la página de agradecimientos que cierra la novela:
Es la segunda vez que redacto el apartado de agradecimientos en una novela mía. Si ya me parecía una proeza publicar la primera, todavía no tengo muy claro lo que significa haber repetido. Bueno, algo sí tengo claro: le he cogido gustillo a esto de escribir historias, y estoy bastante seguro de que habrá más.
Lo estoy porque, además de que me apasiona trasladar al papel esas vidas ficticias que se desarrollan en mi cabeza, siento muy cercano el calor de tanta gente que me está acompañando en la aventura literaria.
Cuando me planteé esta segunda novela tuve muy claro que el mundo de los blogs debía jugar un papel importante. En la blogosfera he encontrado el apoyo y la complicidad de personas estupendas, hasta el punto que puedo decir que Con la vida a cuestas es una realidad gracias, en buena parte, a ellas (a vosotr@s).
Las redes sociales pueden ser una jungla bastante despiadada. No son pocos quienes las utilizan para, sirviéndose del anonimato que otorga una identidad virtual, mostrar lo peor de sí mismos. Afortunadamente, yo sólo he encontrado calor. Así que mi primer agradecimiento es para todos aquellos que, con más o menos entusiasmo, muestran interés por mi trabajo a través de ‘la recacha’, Facebook, Twitter y el resto de redes sociales; para quienes han leído El viaje de Pau, mi primera novela; y para la familia bloguera, a la que últimamente visito con menos asiduidad de la que me gustaría.
Internet es un medio de comunicación fabuloso y una herramienta de difusión fundamental para quienes hemos aceptado el reto de la autoedición. Pero una persona sola poco trecho puede recorrer en el camino de la notoriedad, así que quiero agradecer de corazón cada mención, cada reseña, cada entrevista, cada mensaje de ánimo y las invitaciones a participar en eventos editoriales, como Liber y Bookcamp Kosmopolis, que hace muy poco tiempo ni soñaba.
La razón última de un escritor es vender libros, y los libros (en papel) continúan vendiéndose en las librerías, así que vaya mi agradecimiento para todas las que han cedido su espacio a El viaje de Pau y harán lo propio con su hermano recién nacido.
Escribir es un ejercicio solitario, pero yo no me he sentido solo ni durante el proceso creativo ni, sobre todo, en el momento culminante: la edición/corrección. Jamás podré agradecer lo suficiente a mis queridísimos “lectores cobaya” el haber dedicado su tiempo a leer con ojo crítico el manuscrito de esta novela, porque gracias a sus aportaciones puedo asegurar, con una convicción absoluta, que el resultado final mejora sensiblemente la versión que ellos recibieron. Núria González, Mónica Sánchez, María Suárez, Rosa Manuel, Nuria Soriano, José Manuel Sánchez, Mònica Roig, Julia Santibáñez y Toni Cifuentes: gracias.
Para Toni el agradecimiento es doble, además de por su meticuloso trabajo diseccionando la novela, por haberse convertido en mucho más que un compañero de inquietudes y sueños literarios. Es un escritor fabuloso, al que un buen día de junio, en un momento de dudas, lié para que nos “carteáramos” con el objetivo de expresar en voz alta todo aquello que rodea al proceso creativo. Esas ‘Cartas a un escritor’ (que próximamente se convertirán también en libro y que se pueden leer en ‘la recacha’ y en ‘Autotomía relatos’), me han ayudado muchísimo, a conocerme mejor como autor y a descubrir otras formas de afrontar la creación de una obra tan compleja como una novela.
Un recuerdo también para Printcolor, la imprenta que es más que un negocio de impresión de libros, por su predisposición a hacer la vida más fácil a los autores independientes.
No puedo olvidarme de mi hermano Fran, el mejor artista que conozco, como corroboran los diseños de cubierta tanto de El viaje de Pau como de Con la vida a cuestas.
Y un último agradecimiento, a Luci, mi compañera en el camino de la vida, porque sin su comprensión y su apoyo probablemente estas dos primeras novelas seguirían habitando sólo mi cerebro.