En su opinión, el resultado de las elecciones europeas tendría que haber hecho saltar las alarmas en los grandes partidos y en las instituciones. El aumento de votos en partidos habitualmente minoritarios y el espectacular surgimiento de otros nuevos, son muestra de que buena parte de la ciudadanía experimenta una profunda insatisfacción. Porque ya no sólo se trata de manifestaciones y protestas en las calles o en las redes sociales, no, se trata de que un gran número de ciudadanos han expresado -en voto secreto- su rechazo a lo que se está haciendo tanto en la Unión Europea como en España.
España necesita, en opinión de Adela Cortina, una realidad y un relato atractivos y seductores capaces de cautivar a las nuevas generaciones y a las que llevan ya a sus espaldas años de historia. Necesita ofrecer un proyecto de convivencia ilusionante, en el que merezca la pena participar de manera activa. Los protagonistas de este relato atractivo, no cabe duda, han de ser los ciudadanos que, en primer término, deberían ser los agentes y los beneficiarios de la vida democrática. También los partidos políticos han de aprender de la experiencia electoral: los mayoritarios a tomar como prioridad las necesidades y los derechos de las gentes; y los minoritarios, además de denunciar las lacras, tienen que hacer propuestas no sólo moralmente deseables, sino también realmente viables.
Y en una monarquía constitucional como la de este país, un protagonista del futuro y del relato es también el rey. El nuevo rey que recogerá la antorcha y que llevará a cabo ese recambio generacional. La trayectoria del nuevo rey, afortunadamente, lleva a confiar en que -con los ojos de una generación nueva- será un excelente cómplice de ciudadanos y políticos en la tarea de construir un país "que tenga por corazón la preocupación por la justicia y el sentido de la compasión" concluye Cortina.