Adulto (izquierda) y joven (derecha) de pito real observados en Orcasitas
Javier Rico
Nunca habíamos estado en ningún parque de Orcasitas, barrio madrileño del distrito de Usera. Ni desde que emprendimos nuestra andadura con Aver Aves ni antes. Esa deuda la hemos saldado en un día más de calor sofocante en Madrid, con lo que eso supone de condicionante a la hora de ver aves. El caso es que nuestro paso por los parques Meseta de Orcasitas, Alzola y Segura nos ha deparado grandes momentos ornitológicos, incluido el ir y venir de una familia de pitos reales al lado de un cole.
Han sido varias las familias que esta mañana llevaban a sus peques al colegio Puerto Rico de Orcasitas y se paraban intentando adivinar qué hacíamos mirando hacia el parque Segura con prismáticos y telescopios. Lo sabrán muy pronto si se animan, ya para el próximo curso, a recorrer estos parques con Aver Aves. Sabrán, por ejemplo, que observábamos a otras familias, las de pitos reales y gorriones molineros.
Estos días son de los mejores para observar cómo madres y padres de las crías nacidas este año les enseñan a valerse por si mismas en las zonas verdes urbanas. Hoy lo hemos comprobado con pitos reales, gorriones molineros y mirlos comunes en Orcasitas, pero también lo hemos visto en otros parques con urracas, golondrinas comunes y halcones peregrinos.
Gorrión molinero a la entrada de un nido en la oquedad de un árbol
Los adultos del pito real estaban muy pendientes de sus tres pequeños, que ya empiezan a coger el tamaño y color de sus mayores, pero que mantienen aún el punteado negro sobre su plumaje que les delata como jovenzuelos. Curiosamente nos dieron la bienvenida cuando comenzamos nuestro recorrido en el parque Meseta de Orcasitas y se despidieron cuando salíamos del Segura.
Lógicamente, hay que comenzar pronto en la mañana para disfrutar del valor ornitológico de cualquier parque en estos días tan fogosos de junio. Solo así veremos y/o oiremos la excelente representación alada que nos acompaña: verdecillo, verderón, curruca capirotada, agateador, petirrojo, abubilla… Y eso que la cosa pintaba mal en el primero de los parques, el de La Meseta, con una acumulación de residuos (bolsas, botes y botellas) como pocas veces hemos visto.
Copa de un cedro del parque Meseta de Orcasitas vencida por un nido de cotorras argentinas
La Meseta es el parque más grande de los tres visitados, pero también el más castigado por la suciedad y por las cotorras argentinas, con cedros literalmente doblados por el peso de sus nidos. La mayor presencia de pinos hace que estos dos puntos negativos se compensen con el positivo de oír continuamente los cantos y reclamos de los carboneros garrapinos y contemplar su inquieto trasiego entre las ramas.
El paso hacia el parque Alzola (que no alzacola, como el ave) resulta muy agradable porque Orcasitas esponja mucho su urbanismo con jardines y otras zonas verdes. Nunca deja de abrazarte la vegetación y, por lo tanto, no se dejan de ver y/o oír a mirlos, verderones o gorriones. O currucas capirotadas. Claro que sí, gran sorpresa al oírla y verla entre los matorrales de entrada al parque Alzola.
Rosal sobre el respaldo de un banco en el parque Alzola
Esta es una zona más pequeña, recogida y cuidada. Contiene unos paseos bellísimos, adornados con árboles del amor, rosales, adelfas, catalpas y cipreses. Algunos bancos le dan un aspecto muy romántico, al estar literalmente rodeados de flores. Y claro, no faltan casi ninguna de las aves ya relatadas hasta aquí.
Como hemos dicho, concluimos el recorrido en el parque Segura. Es como si estuviéramos en una zona verde en transición desde la intervención muy directa para acondicionar y mantener los recoletos jardines del Alzola hasta el “dejar hacer” de la naturaleza en el extremo oeste de los límites del Segura, donde queda aún vegetación propia de descampados. Es aquí donde encuentran buen acomodo los gorriones molineros, que aprovechan huecos de árboles para nidificar.
Vegetación de transición hacia un descampado del parque Segura
Cualquiera de los parques y los jardines que conectan las zonas verdes señaladas dan juego suficiente para que no solo lo gocen el alumnado del colegio Puerto Rico, sino también el del Gloria Fuertes, Meseta de Orcasitas, Edith Stein y Santa María, y el de los institutos Juan de Villanueva y Pío Baroja. Y todo sin olvidar que algunos de estos centros tienen también cerca el parque más grande de Usera, el de Pradolongo.
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