Con los verdaderos radicales no se atreven

Publicado el 31 octubre 2014 por Catalega @Catalega
Lo llaman arte, dicen que es libertad de expresión, cuando para mí es todo lo contrario, me parece una falta de respeto y un insulto hacia una gran parte de la sociedad. Un insulto expuesto en un espacio público y, aunque sus autores lo nieguen, un claro llamamiento a la violencia contra los que profesamos la religión católica. Esto es lo que se puede visitar estos días en el Museo Nacional Reina Sofía, la exposición “un saber realmente útil” y hasta el próximo mes de febrero. Y es que esta exposición incluye una obra del colectivo Mujeres Públicas, que representa una caja de cerillas en la que aparece el lema “La única iglesia que ilumina es la que arde” y una fotografía de una iglesia incendiada. Ante la avalancha de críticas el Museo Reina Sofía ha emitido un comunicado en el que dice que respeta la libertad de expresión y la libertad de creación artística, de igual modo que respeta todas las creencias y la libertad de opinión de las personas que han sentido herida su sensibilidad. Pues nada, que lo que dice el Reina Sofía lo diría cualquiera, y aprovechando que respetan la libertad de opinión de las personas que han sentido herida su sensibilidad, pues ahí va la mía. En mi opinión, exponer esa caja de cerillas me parece una provocación y una falta de respeto y es un insulto a todos los católicos, que somos muchos. Esa opinión, la de quemar las Iglesias es la misma que tienen los integrantes del Estado Islámico. Y lo curioso es que este grupo de mujeres tan progre y atrevido, con los del Estado Islámico y demás islamistas radicales, que tratan a las mujeres como esclavas y llegan a lapidarlas por un supuesto adulterio, guardan silencio, no se atreven a criticarlos en sus “obras de arte”, vaya a ser que se enfaden. Claro, ellas insultan a los cristianos, porque saben que, a lo sumo, tendrán alguna crítica escrita, alguna manifestación y poco más. Y además nos podrán tachar de intolerantes y radicales. Pero con los verdaderos radicales no se atreven.