Maryclen Stelling
Recientemente, en una conversación casual e informal sobre la situación de Venezuela, alguien me comentaba que constituimos un país extraviado de sus normas donde todo vale, impera la ley de la selva y el sálvese quien pueda.Con esa empatía que nos caracteriza, esa capacidad de colocarnos en el lugar del otro y de identificarnos con ese otro, sus problemas y emociones; procedió a analizar el país y sus principales problemas. Una Venezuela donde reina el incumplimiento de reglas y de la ley; abusos, injusticias, atropellos y pillaje; inseguridad, impunidad, arbitrariedad; desorden social, caos y libertinaje en todas las áreas de la vida. Concluye en una “ausencia absoluta de normas” y procede a diagnosticar una anomia a nuestro estilo, a la venezolana que incluye la anomia social, política y la anomia del Estado. Remata preguntando si se trata de una enfermedad, patología social o modo de ser. Desde su angustia, invita a discutir si el país no tiene remedio.
Juan Carlos Nino (Un país al margen de la ley) acuña el término “anomia boba”, una forma de inobservancia de la ley que no favorece a nadie, ni a los responsables de hacerla cumplir ni a sus destinatarios. La anomia boba puede ser provocada tanto por las autoridades, como por los destinatarios de la norma, generando una disfuncionalidad en la sociedad, una “ilegalidad boba” y una deficiencia democrática. En los comportamientos de anomia boba los perjudicados somos todos y todas.
En el caso de Venezuela la anomia boba está atravesada por la polarización y sus efectos a nivel político y de gobernabilidad; económico, jurídico, institucional, ético y psicosocial. Anomia boba que conviene a la polarización, que tiene especial incidencia en la calidad y confianza en las instituciones; en la interacción de los individuos con su entorno y en la capacidad de proveerles las condiciones para realizarse como personas. Anomia boba que incide en el bienestar de la ciudadanía; en valores como la seguridad y la previsibilidad; en la convivencia cotidiana y en la confianza en los otros. Anomia boba que promueve en la población sentimientos de injusticia, indefensión y desesperanza, muy convenientes a la polarización política.
Receta segura que genera y empuja hacia altos niveles de frustración anómica.
@MaryclenS