Podríamos haber empezado con la canteleta de que ya es grande...de que ya estas a días de cumplir los 7... de que en la cama no entramos todos...de que bla bla bla...
Pero no.
Decidimos hacerle un lugarcito.
Y mientras sus brazos rodeaban mi cintura y su respiración comenzó a hacerse mas profunda a medida que el sueño la invadía mi mente comenzó a volar lejos...
Lejos...a esos días de mi propia infancia.
A esas noches en las que el miedo me visitaba y yo, muy segura de conseguir mi objetivo me deslizaba hasta la habitación de mis propios padres y me acercaba a ella..."Mami tengo miedo, quiero dormir con ustedes" y al instante estaba cobijadita en el medio de mis 2 héroes de mis protectores, mis sostenes, mis amores...MIS PAPÁS.
Que placer.
Volví a recordar las palabras de mamá: Tenes los pies fríos abrazame. A sentir el calorcito de sus brazos, y el olor delicioso de su camisón. Y esa sensación de bienestar. La seguridad de que NADA en el mundo podía dañarme porque ellos me protegían.
Pobre papá, las visitan duraron varios años y la mayoría de las veces el amanecía en mi cama y yo despatarrada en la suya...
Esos recuerdos me van a acompañar el resto de mi vida...La certeza de que siempre que necesite su compañía (aunque fuera de noche) la tuve...
Y quiero que MI HIJA el día de mañana pueda sentir lo mismo.