El otro día me encontré esta joya en un portal y no he podido resistirme a compartirla con todos vosotros.
En la puerta que daba acceso al patio habían escrito, sí, como lo veis, así de cutre, con rotulador directamente encima del cristal, nada de carteles, prohivido en vez de prohibido. Al menos alguien se había dado cuenta y había intentado subsanar el error... No sé a vosotros, pero al menos a mí se me quitaron las ganas de entrar.
Abrazos literarios para todos.