TUNEZ.- Es fotoperiodista. Fue arrestado mientras cubría el violento desalojo de un campamento islamista y ahora puede ser condenado a muerte bajo la acusación de pertenecer a la agrupación considerada terrorista.
Su imagen detrás de unos barrotes, mientras simula hacer una fotografía con una cámara imaginaria, dio la vuelta al mundo y se convirtió en un ícono de la lucha por la libertad de prensa. Se llama Mahmoud Abu Zeid, más conocido por su apodo "Shawkan", y ya lleva casi cinco años de prisión preventiva en Egipto después del desalojo del campamento que se saldó con la muerte de al menos 800 personas. Actualmente, está siendo juzgado por unos cargos inverosímiles, como intento de asesinato, y en caso de ser declarado culpable podría ser condenado a la pena de muerte. Con él, al menos otros 27 periodistas languidecen en las cárceles egipcias, lo que convierte al país árabe en el tercero en el ranking mundial de reporteros encarcelados, según el Comité para la Protección de Periodistas. Si bien las principales víctimas del acoso del brutal régimen del mariscal Abdel Fatah al-Sisi son los periodistas locales, de forma creciente también lo son los corresponsales extranjeros. En el mes de marzo, la reportera del diario británico The Times fue expulsada del país, y actualmente, la cadena BBC se halla en mitad de un juicio que podría llevar al cierre de sus oficinas por haber documentado en un reportaje la habitual práctica de las desapariciones forzosas. La sangrante injusticia cometida contra Shawkan, que el próximo mes de octubre cumplirá 29 años, llevó a diversas ONGs de derechos humanos tanto locales como internacionales a movilizarse en su favor. Entre ellas, Amnistía Internacional, que lo considera un "preso de conciencia". El último reconocimiento le llegó de la mano de la UNESCO, que le concedió este año el prestigioso premio Guillermo Cano a la libertad de prensa. Hoy se hace la entrega formal del galardón. La reacción del gobierno egipcio fue airada. En un comunicado de prensa, el ministerio de Asuntos Exteriores expresó que "lamenta profundamente" la elección de la institución internacional de "distinguir a alguien acusado de cometer actos terroristas y criminales". El Cairo no soporta la internacionalización del caso "Shawkan" porque encarna la arbitrariedad y los abusos que padecen y han padecido miles de egipcios, la mayoría opositores políticos, desde el golpe de Estado de 2011. Algunas estimaciones cifran en más de 50.000 quienes han sufrido las represalias desde el golpe de Estado de 2013 liderado por el ahora presidente Al-Sisi, entonces ministro de Defensa. De acuerdo con las organizaciones de derechos humanos, la tortura es moneda común en las cárceles, e incluso se registraron probables casos de asesinatos extrajudiciales. La lista de abusos sufridos por "Shawkan" desde su arresto el 14 de agosto de 2013 es larga, e incluye la tortura. Las autoridades egipcias ni siquiera respetan sus propias leyes, que estipulan que el período máximo de prisión preventiva en Egipto es de 24 meses, superado con creces por el fotógrafo. Su juicio es otro ejemplo de los "macroprocesos" sin las garantías mínimas que denunciaron las organizaciones de derechos civiles. Comparte la "jaula" de los acusados con más de 700 personas, incluido destacados líderes de la organizacion islamista de los Hermanos Musulmanes, a la que "Shawkan" nunca perteneció.
"Reclamar la pena de muerte a un fotógrafo que simplemente cubrió una concentración de la oposición no es un acto de justicia, sino un castigo político", denunció en un comunicado la ONG Reporteros Sin Fronteras. Antes de su arresto, "Shawkan", que se formó en el diario del gubernamental Akhbar al-Youm, había publicado su trabajo en prestigiosos medios internacionales como Time Magazine, Die Zeit o la BBC.
Su estado de salud es delicado, una razón de más para ponerlo en libertad. "Presentamos informes del hospital que indican que tiene anemia del Mediterráneo y también Hepatitis C", declararon sus padres en una entrevista a la agencia EFE. A pesar del enorme sufrimiento de estos años, sus padres aseguran que está deseando salir de la cárcel para volver a hacer fotos. No abandonaría su pasión ni que "le cortaran la cabeza". Sin duda, el suyo es un premio merecido.
Fuente: lanacion.com.ar