Hace un tiempo que una pregunta me anda revoloteando: ¿Cuándo fue que perdí la Plaza de Mayo? Sucede que producto de la manera de interpretar binariamente los acontecimientos, el gobierno me hace sentir que las cosas o bien son de “ellos” (es decir, él, ella y los otros) o de “nosotros”. A juzgar por sus dichos, no puedo menos que interpretar que creen imposible que haya algo que sea de todos: de ellos yde nosotros.
Por ejemplo: Ellos son los que despertaron el interés político en la juventud… ¿Y nosotros… los jóvenes que en los 80 llegamos a afiliarnos al radicalismo sin experiencia alguna por la convicción espontánea y muy interior de que Alfonsín era el candidato indicado para devolvernos la vida democrática? ¿No fue acaso un movimiento irrepetible de una autenticidad irreprochable? También sienten ser los únicos que entienden lo que significa ser conscientes de los derechos humanos aludiendo una y otra vez a episodios del más penoso pasado histórico. ¿Y nosotros…los que también los repudiamos desde mucho antes que se instale el relato gubernamental? ¿Y nosotros… los que día a día sentimos impotencia al ver que algunos derechos humanos hoy, en esta época, no se respetan?
A ver si queda claro: “nosotros” estuvimos en la Plaza de Mayo en 1982, en esa Plaza de la que nos corrieron, en la que temimos ser filmados desde los edificios linderos con afán persecutorio. ¿Por qué nos hacen sentir entonces que la manifestación política les pertenece, que nosotros no entendemos nada? La Plaza de Mayo también es nuestra…aunque el relato me haga sentir que ya no… (me ilusiona pensar que el jueves de alguna manera algo pareció contradecir mi sentir …).
Ahora ha surgido una nueva verdad revelada… en la manifestación popular el código de vestimenta es muy importante…. Caramba. Aparentemente, si estamos bien vestidos, no tenemos derecho a reclamar por el respeto a las instituciones o por las libertades individuales que vemos amenazadas. En cambio, si como ellos, estás vestido de manera precaria, entonces sí, la manifestación es legítima. Pero…juraría que al menos a ella yo la he visto muy bien vestida…entonces…su discurso… ¿¿no es legítimo?? No entiendo.
Esta semana en cadena nacional la presidenta aconsejó leer el libro recientemente editado llamado “Sarmiento Periodista. El Caudillo de la pluma” de Diego Valenzuela y Mercedes Sanguinetti. Curiosamente, dicen que dijo que el texto le mostró facetas desconocidas del prócer a quien, para mi sorpresa, elogió. Entonces… por si acaso… y ante la manifestación pública de que “van por todo” quiero decir ahora, antes de que sea tarde: No estoy dispuesta a que me lo arrebaten. Con Sarmiento no…Sarmiento es nuestro, pero en el sentido amplio de la palabra: es de todos.
Digo que “dicen que dijo” porque no escucho, ni veo las cadenas. No me gustan los monólogos, prefiero el diálogo.
Comparto algunas conversaciones familiares sobre el post: Dice Leandro que Sarmiento también con su “Civilización y Barbarie” luce igualmente binario. Tiene razón pero creo que esa afirmación pretendía hacernos pensar sobre un dilema que todavía nos acecha…Finalmente, dice Julio que recuerde que también perdimos Avanti Morocha y Arde la Ciudad… aunque pensándolo bien a La Mancha de Rolando y a Fito (no sus canciones) se los regalamos.