Poesía inédita de Luis Hernández Alfonso, fechada en la Cárcel de Baza el 10 de mayo de 1939. Aunque no se ha localizado el manuscrito original, dos copias mecanografiadas coevas se conservan en el archivo familiar, una de las cuales ha sido fotografiada por la profesora Aurore Ducellier, a quien va toda nuestra gratitud.
Con simientes de ideas – se sembraron mis días
—simientes que rindieron frutos de rebeldías
no todas en sazón—.
He sido muchas veces – yunque, hierro y martillo[;]
otras veces, cual recio – señor de mi castillo[,]
tremolé en sus almenas – mi orgulloso desdén.
Conozco la amargura
y el sabor agridulce – de la ignota aventura,
del incógnito afán.
He doblado mi frente – como reo en el tajo,
cabe el yugo implacable – del forzoso trabajo
para que permitieran – que comiese sin pan.
Más de una vez he visto – mis armas derrotadas,
partidas en pedazos, – pero nunca humilladas[,]
que en el fracaso honroso – no cabe humillación.
Y cuando he conseguido – levantarlas triunfantes //
no abrumé al adversario – con burlas irritantes
pues siempre he sostenido – que es justicia el perdón.
Ya muy pocos secretos – me reserva la vida.
La derrota sufrida
ha sido la antesala – de un nuevo amanecer.
He hecho sonar la lira – al callar los clarines
y, como los antiguos – bizarros paladines,
sabiendo ser vencido – he aprendido a vencer.
Venceré —estoy seguro— – en un final glorioso
y cuando se levante – mi pendón victorioso
no será mi victoria – injusta ni fugaz.
No quiero en los vencidos – dolores ni quebrantos
y haré que, por doquiera, – se disfrute el encanto
del amor y la paz.
Cárcel de Baza = 10 – V – 39.
Fotografía: Aurore Ducellier.
Fotografía: Aurore Ducellier.