Con Soria no pasaba

Publicado el 08 febrero 2017 por José Luis Díaz @joseluisdiaz2
Salvando todo tipo de distancias, la inflación de candidatos a hacerse con el santo y la limosna del PP canario me recuerda a lo sucedido cuando el del Ferrol no tuvo más opción que dedicarse a criar malvas. Surgieron entonces tantos partidos políticos como setas después de un día de lluvia. Entre reconstituidos, históricos, renacidos, refundados, maoistas, marxista – leninistas, falangistas y medio pensionistas se podía militar cada mes en uno distinto sin riesgo de repetir militancia en todo un año. Con razón se llamó a aquello la sopa de siglas y no por nada lo del PP canario parece ya la sopa de candidatos.
Antes de que a José Manuel Soria lo arrastrará el vendaval panameño, el que se movía no salía en la foto. Con Soria enriqueciendo el currículum y el aire fresco circulando por todos los rincones del partido, la máxima de Alfono Guerra se interpreta a la inversa y, así, quien no sale en la foto ahora es el que no se mueve. Fue darse a conocer la fecha del congreso regional y saltar a la arena de los candidatos el ex alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, al que no han tardado en imitar la diputada tinerfeña Cristina Tavío y Enrique Hernández Bento, hasta hace un año mano derecha de Soria en el ministerio de Industria.
Los tres crecieron políticamente a la sombra de Soria y los tres aspiran a desplazar de la presidencia a Asier Antona, el ungido por Génova para dirigir el partido tras la debacle panameña y al que la dirección nacional sigue apoyando descaradamente, sin importarle gran cosa que haya más candidatos en liza.  Él, mientras, ya se ha ha hecho con el apoyo expreso de alcaldes y otros cargos públicos que, como buenos conservadores, tal vez prefieren lo malo conocido que lo bueno por conocer. Es más, en Madrid, en donde con Rajoy se bastan y sobran per secula seculorum,  empiezan a hacerse cruces ante la inflación de candidatos y a lanzar mensajes a navegantes sobre lo negativo que sería para el partido que todos se mantuvieran en sus trece hasta el congreso. Un punto de razón no le falta a Génova: si el único objetivo de estos tres candidatos es desplazar a Antona más que ofrecer un proyecto de partido verdaderamente alternativo al oficialista, no parece de mucha lógica que no fusionen sus candidaturas.
No hay que descartar que sea eso lo que termine ocurriendo en función de los apoyos que cada uno sea capaz de exhibir y de los cargos orgánicos que esté dispuesto a ceder a sus contrincantes. Hay otro escollo clave para el acuerdo y es el origen territorial de los candidatos, un nuevo sesgo inesperado en el seno de un PP gobernado desde Gran Canaria desde 1991 hasta la marcha de Soria el año pasado. Aunque por obvias razones electorales nadie lo reconoce abiertamente, Cardona y Hernández Bento buscan que ese control no salga de Gran Canaria y Tavío aspira a que lo ejerza a partir de ahora Tenerife.
El control territorial del PP a través del reparto de los cargos orgánicos y procurarse de este modo el mejor puesto de salida para las próximas listas electorales son los asuntos que verdaderamente mueven a unos y a otros cara al congreso de marzo. Eso, y la posibilidad nada despreciable de poder tocar poder autonómico aprovechando la situación de precariedad política en la se encuentra CC en el gobierno regional. 
Así pues, no nos caigamos de un guindo a estas alturas de la historia: a eso y a muy poco más suelen reducirse en la actualidad este y los congresos de los restantes partidos políticos. A partir de ahí, las ponencias ideológicas, sociales o económicas sólo suelen ser literatura, generalmente mala, para quedar bien ante los afiliados y la opinión pública. Todas esas conclusiones y listas de buenas intenciones generalmente se olvidan en cuanto cae el telón y se apagan las luces del escenario. Eso pasaba con Soria y pasará también sin Soria.