Conan el Bárbaro

Aunque resulta entretenida, es un buen ejemplo de que no hacia falta un remake o nueva adaptación del personaje, para no tomársela lo suficientemente en serio.
Marcus Nispel, es el director encargado de llevar a cabo esta película, dejando ver muchos de sus defectos. O bien el guión era muy malo, o el director no ha sabido exprimirlo.
Conan, es un niño nacido en el fragor de la batalla. Corriendo su infancia, su aldea, y su padre, son asesinados, por una banda que busca la legendaria mascara de reyes. Conan, jura vengarse. De ahí, pasamos directamente, a ver como accidentalmente, Conan, se topa con uno de los que asolaron su aldea, lo que le lleva hasta el resto.
No ha sabido muy bien como hacer la sinopsis, pues la película en si, parece una sinopsis, pues tiene demasiadas lagunas, que deberían de haber cerrado bien esta historia. En un principio, la idea era ser más fieles al personaje creado por Robert E. Howard, que lo que fue la película precedente de Millius, y quizá lo han logrado con el personaje, pero no con la historia, pues se dejan muchas de las claves por las que supuso un éxito. No vemos claramente nada del pueblo de Conan, nos falta esa clara devoción hacia la deidad del acero, así como todo su periplo desde la infancia hasta la edad madura, y de como se formo para ser lo que es en la edad adulta.
Una lástima, pues Momoa, al que en principio, yo era el primero en no ver en el personaje, la verdad, es que lo hace bastante bien.
El resto del cast, esta completado por unas solvente Rachel Nicols, una suficiente y sobreactuado Rose Mcgowan, así como su padre en la ficción Stephen Lang. Y también aparece por allí Ron Perlman, aunque esta vez se limita a hacer lo justo.
No me detengo más en esta película, que para mi ha sido un fracaso, aunque no rotundo, porque podemos haber ganado a un buen Conan para futuras secuelas o quizá un nuevo Reboot, que ya se sabe que Hollywood anda escaso de ideas.
La recomiendo como puro pasatiempo, pero no más.