Los bisbitas se movían de un lado a otro sin parar, y me pareció que cazaban sin parar insectos voladores, pequeñas moscas que formaban grandes enjambres por la zona. Es indudable que el tiempo casi veraniego de estas últimas jornadas, con vientos del sur y bastante calor, ha ayudado tanto a impulsar la migración prenupcial de los bisbitas como la proliferación de los insectos de los que se alimentan.
En la playa, ni rastro de los chorlitejos chicos que Jorge había visto el día anterior, ni casi limícolas, sólo un andarríos chico, y en vuelo un bando de 15 vuelvepiedras y 1 chorlito gris que no llegaron a posarse en la playa. Continúa un grupo bastante numeroso de gaviota sombría, en total hoy conté hasta 43.