Concha Fina a la Italiana

Por Las Mil Y Una Cayenas @milyunacayenas

No estamos en una playa de Capri, pero tenemos playa de Málaga, así que envidia de poca a ninguna...entre otras cosas por que conchas como las de aquí tampoco las tienen allí, ¿se puede pedir más?

Otras veces os hemos hablado de las conchas finas y ya tenéis varias recetas para ir probando, como el  Jogae Gui o el Risotto de Concha, y aunque aún nos quedan unas cuantas más por enseñaros, no podréis quejaros de la versatilidad de este exquisito molusco que el 99% de las veces se come crudo y yo creo que es porque nunca han probado a cocinarlo jajaja.

Os recuerdo que el logo que marca los niveles de calidad es éste, así que buscadlo si tenéis oportunidad y no compréis marisco en ningún sitio que no sea de confianza, os recuerdo que acumulan las toxinas más rápido que Bart Simpson hace una trastada...

Además de con concha fina, podéis usar cualquier otro marisco de concha que prefiráis...la verdad es que mi favorito es con mejillones, así que ésa variante también os la enseñaremos más adelante porque el método es distinto, ¿listos para desafiar a este mes de Agosto que apenas hemos estrenado?

Tiempo: 10 min.
Dificultad: Fácil.
Ingredientes (para 4 personas):
  • 16 ud. concha fina
  • 2 cebolletas tiernas
  • 4 dientes de ajo
  • 1 kg tomate triturado
  • 1 guindilla
  • 1 vaso vino blanco
  • 1 ramita de albahaca u orégano
  • Aceite de oliva

Preparación:
Primero limpiaremos las conchas. Deben estar vivas y es mejor comprarlas del día anterior, las dejáis en agua con sal en el frigorífico y se abrirán soltando toda la tierra que puedan tener. Para limpiarlas hay que frotar un poco la concha, luego las golpeáis un poco y se contraerán, así al meter el cuchillo y partirlas, quedará justo la mitad a cada lado del aconcha. Comprobad que no queda tierra en la bolsita que tienen y reservadlas en un lugar fresco.

Luego picaremos el ajo, la guindilla y la cebolleta en juliana. Si no queréis que pique en exceso, quitadle las semillas a la guindilla.
En una cacerola con aceite de oliva, sofreímos las verduras apenas un minuto y añadimos el vino blanco. Esperamos lo justo para que evapore todo el alcohol y añadimos el tomate triturado y paramos el fuego en cuanto recupere el hervor.

Ahora es el momento de añadir las conchas y la albahaca. Por el marisco, no es un plato que suela necesitar sal, pero se puede rectificar.

Lo servimos inmediatamente con un buen vino blanco bien fresquito y si queréis, unas tostás de pan para mojar...porque mojaréis y mucho jajja.
Es ideal como entrante para compartir, o como un primer plato, sobre todo si tenéis invitados y queréis fardar, porque con apenas ingredientes ni dificultad, conseguiréis un plato 10.