Concienciemos, aprendamos, entendamos el Autismo

Por Mamapsicologain @mamapsicologain
Con motivo del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo que se celebra hoy día 2 de abril, Mamá Psicóloga Infantil quiere sumarse, como no podría ser de otro modo, a esta iniciativa, participando en la difusión y divulgación sobre este trastono neurológico que afecta al del desarrollo de tantos niños y niñas. 
El autismo, que se clasifica bajo la etiqueta de trastornos generalizados del desarrollo, es un trastorno neurobiológico que se manifiesta a lo largo de los tres primeros años de vida afectando a varias áreas del dearrollo de los niños que lo padecen. Las áreas afectadas son la comunicación, la interacción social y la capacidad simbólica, por lo que les cuesta imitar o jugar con sus muñecos o juguetes. Tal y como veremos los niños con autismo presentan otras caracteristicas y dificultades, conductas particulares a las que debemos prestar atención y acudir a nuestro pediatra si observamos algo que no nos gusta o no nos encaja. Sin duda el mejor modo de ayudar a un niño con autismo es la detección precoz del trastorno. Al igual que con cualquier niño con necesidades especiales, sean del tipo que sean, la identificación precoz es esencial para poder realizar una intervención lo más adecuada posible. Interviniendo de forma temprana es posible lograr un mayor desarrollo de sus capacidades. Pero igual de importante es ir examinando continuamente su evolución para proporcionarle la atención y la estimulación precisa en cada momento. Los padres somos quienes mejor conocemos a nuestros hijos, aunque muchas veces no nos damos cuenta de que algo no acaba de funcionar adecuadamente, en este artículo intentaré presentar algunos de los rasgos más comunes que deberían llamarnos la atención y consultar al pediatra en caso de que nuestro hijo presente varias de estas características. Señales de alerta: Algunas señales de alerta que podrían ponernos sobre aviso, aunque presentar alguna de estas característica no significa nada por sí sola, debemos ir observando atentamente y consultar a nuestro pediatra en caso de duda siempre y en cualquier caso cuando: Niños de 0 a 18 meses:
  1. Siendo bebé, cuando le cogemos en brazos sentimos que no se acopla bien a nuestro cuerpo. No anticipa la acción, no estira los brazos hacia nosotros para que le cogamos.
  2. La sonrisa social, que suele aparecer alrededor de los 3 meses, se retrasa o no aparece. Puede incluso no manifestar alegría cuando jugamos con él o parece indiferente ante nuestra presencia o a la de algún adulto, parece como si no le importara que que estemos o no.
  3. No muestra atención a las personas que se le acercan, no mira a los ojos de nadie, ni a los de mamá o papá. No comparte con la mirada.
  4. Llora desconsoladamente, sus llantos son inesperados, exagerados o injustificados, muy difíciles de interpretar. 
  5. No suele señalar con el dedo índice cuando hay algo que le interesa, ni la pide, ni alarga el brazo nii utiliza ningún medio de comunicación para que le acerquemos lo que quiere.
  6. El gorjeo se retrasa al igual que el balbuceo, que normalmente aparece sobre los 8 meses, debido a su dificultad por imitar.
  7. Tiende a no responder a su nombre, parece que no nos oiga y sospechamos de una dificultad auditiva.
  8. Puede presentar alteraciones del sueño, tanto en la duración como en la frecuencia.
  9. Es posible que se muestre indiferente ante algunos sonidos.
  10. No le gustan nada los cambios, se irrita profundamente ante ellos ya que no es capaz de anticipar.
  11. Juega de un modo peculiar, puede pasarse horas jugando de forma repetitiva apilando sus juguetes, poniéndolos en fila o incluso chupándolos.
  12. No aparece la conducta imitativa. No imita conductas que le realizan los adultos como saludar, sacar la lengua, señalar con el dedo, ...
  13. No dice adiós con la mano, no participa e n interacciones sociales sencillas. 
 Niños de 18 a 36 meses:
  1. No busca consuelo.
  2. Puede mirar largos ratos fijamente al vacío.
  3. No mira lo que le señalan.
  4. No habla, no contruye frases ni comprende prohibiciones.
  5. Le gustan los sonidos atípicos: el de la lavadora, secador, aspirador, ...
  6. Le atraen las luces.
  7. Realiza movimientos extraños, estereotipados como balanceos, aleteos, frotarse las manos, ...
  8. No realiza juego simbólico.
  9. Sus juegos son repetitivos, apila los juguetes.
  10. No imita.
Los niños que con autismo presentan como hemos visto:
  • Alteraciones en la interacción social. Problemas para establecer relaciones sociales.
    • Dificultad para interactuar con otros niños.
    • Dificultad para expresar emociones y entender las de los demás.
    • No suelen mirar a los ojos, ni responder a las personas. En ocasiones se sospecha que el niño no oye bien y es derivado al otorrino.
    • Presentan dificultades en todas las conductas que expresen empatia (ponerse en el lugar del otro).
  • Alteraciones en el lenguaje y comunicación.
    • Suele haber un retraso en la adquisición del habla. (Tengamos en cuenta que cada niño madura a un ritmo diferente y que existe un amplio abanico de edades en las que los niños empiezan a hablar y a utilizar el lenguaje oral como medio para comunicarse.) Muchos de los niños con autismo acaba por no desarrollar el lenguaje oral de forma espontánea.
    • Su habla es repetitiva, ecolálica, monótona y sin entonación. Hablamos de ecolálias cuando el niño o niña repite literalmente lo que ha oido , ya sea en la tele, la radio o de otra persona de su alrededor.
    • Confunden los pronombres tu-yo.
    • Presentan dificultades para entender términos abstractos (amor, felicidad, alegría, tristeza, amistad, ...)
  • Alteraciones en sus intereses o actividades.
    • Colocan sus cosas de un modo determinado y se comportan de forma repetitiva.
    • Manifiestan gran ansiedad ante los cambios.
    • Son inflexibles en la realización de sus rutinas diarias.
    • Tienen intereses muy limitados y apego a objetos extraños.
    • Presentan un déficit en la capacidad simbólica, lo que les dificulta enormemente la posibilidad de imaginar.
La detección y la atención precoz es fundamental para ayudar a estos niños a mejorar sus capacidades, y aunque el autismo no se cura, con una intervención adecuada es posible mejorar de forma notable muchas de las conductas inadecuadas o incluso facilitar que desarrollen un nivel de lenguaje que les permita comunicarse adecuadamente con los demás. No obstante, no hay que olvidar que cada niño es un mundo y que en algunos casos la intervención no tendrá los resultados que se esperaban mientras que en otros será todo un éxito. «El Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo no tiene por único objeto generar comprensión; es una llamada a la acción. Insto a todas las partes interesadas a participar en la promoción de los avances prestando apoyo a programas de educación, oportunidades de empleo y otras medidas que ayuden a hacer realidad nuestro ideal común de un mundo más inclusivo.» Mensaje del Secretario General, Ban Ki-moon con motivo del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, 2 de abril de 2014