Ya desde los primeros compases, y a pesar de nuestra distancia (gracias a las pantallas gigantes de los laterales y de telón de fondo del escenario), sorprendía ver lo bien que se conserva el señor Steve Tyler, el cual parecía que iba con perilla (no recordaba haberle visto así jamás) y también el guitarrista Joe Perry. Hay que tener en cuenta que ambos ya están cerquita de los 70, y veremos si los que formamos parte de “DMR” llegamos a esas edades con tal demostración de brío y entrega.
Personalmente me faltaron singles o clásicos del grupo que en ciertas épocas me acompañaron como las noventeras “Hole in my soul”, la glamurosa “Pink” (que tuvo mucho éxito en su día en nuestro país), ambas del disco “Nine Lives”, y sobre todo “Crazy”, que probablemente sea la más añorada en conjunto por otros muchos más que las otras 2. Quizás mis momentos favoritos vinieron de la mano del “I don’t want to miss a thing”, tan popularizada por formar parte de aquel film “Armaggedon”, en el que la hija de Steve, Liv, antes de ser Arwen, hacía dupla con Bruce Willis (si quieren den al play del vídeo de arriba del párrafo) y por supuesto la siempre efectiva “Walk this way” (que en su día, recuerden, se regrabó una década después en memorable batalla con Run DMC en su videoclip), que sirvió para poner el punto y final a la hora y 50 minutos de actuación con la que Aerosmith se despidieron para siempre de Madrid. Destacar que funcionó bien, en el sector baladístico de los 90 del grupo, “Cryin’” en el tramo final del show antes de acometer los bises.