A las 19.45h arrancó la fiesta de Boukman Eksperyans, que nos imbuyeron en ritmos caribeños tropicales, muy rítmicos, que durante varios momentos de su actuación me recordó a "I zimbra" de Talking Heads. La banda se basó en batería, percusionista, 2 vocalistas femeninas, 1 vocalista masculino (en plan más alborotador, como un Neville Staple de The Specials), bajo y guitarra. Dispusieron de más tiempo del habitualmente protocolario para un artista invitado, llegando a los 45 minutos. En ese sentido, quizás la actuación se me hizo un poco larga, con 10 minutos menos la cosa hubiera quedado más apropiada.
No hay mal que dure 100 años, con lo que a la hora ya citada aparecieron en escena los canadienses, con su formación más potente para los directos, en la que se recupera a Sarah Neufeld y su violín. Win empezó con uno de los puntos fuertes del último disco y que da nombre al tour "WE". Y es que la 1ª parte de "Age of anxiety" es un gran inicio de álbum y también lo es de show. Brilló tanto su primera sección, más emotiva y atmosférica, como su tramo final más bailable con Reginne Chassagne reclamando el protagonismo a las voces.
Parece ser que la banda en esta gira hace guiños locales en su repertorio, y muy sorpresivo fue que se arrancaran con una versión de The Clash de "Spanish bombs". ¡Toma ya! No estuvo mal, pero personalmente, más allá del guiño, que se puede agradecer, hubiera preferido que hubieran empleado esos minutos en lo que precisamente comentaré a continuación.
Del resto de "WE", quizás en el bis noté algo desubicada a "End of the empire", pero sí que funcionaron muy bien "Age of anxiety II (Rabbit hole)", "The lightning I" y "II" o "Unconditional I". La banda estuvo en escena casi 2 horas, en torno a hora y 50 minutos. No pusieron falta a "Rebellion (lies)" ni a "Wake up", como rutilante final de concierto, de "Funeral", resultando momentos memorables de la noche, como suele ser habitual. Las canciones título de "Everything Now", "Reflektor" y "The Suburbs" también fueron seleccionadas, y fueron ciertos momentos de meseta en la velada, pero sin bajar demasiado (evidentemente) el punto de emoción.
Terminado el concierto, pudimos comprobar que esta vez el grupo no se marchó a tocar por las inmediaciones del recinto como en 2018 y aprovechamos para ir a tomarnos algo de comida turca, como es no muy lejana tradición, en la zona de la plaza de Manuel Becerra. Para este cierre de noche, solamente nos quedamos Mariano González y servidor, comentando lo satisfechos en general que quedamos de volver a ver a la banda y cayendo en la cuenta de que si seguimos siendo fieles en próximas giras, los canadienses serán posiblemente la formación que más veces podamos ver en nuestras vidas. De momento, nos siguen convenciendo. Tanto sus nuevos discos como sus propuestas en escenario. Así que, cuando tengan a bien volver por Madrid, muy probablemente haremos por volver a estar con ellos. Un concierto bárbaro que rozó la perfección y que no sabría decir si es el que más me ha gustado de los 3 que he vivido de la banda; esa elección siempre resultará difícil.