Segundo día consecutivo de Depeche Mode en Madrid, y nuevo lleno hasta la bandera. Cuando entré en el Palacio de los Deportes, ya habían comenzado su actuación Feathers, el grupo telonero de Austin (Texas), compuesto por 4 chicas y un chico haciendo algo así como música electrónica tirando al pop, algo que cuadraba bastante con lo que luego íbamos a ver. Me llamó la atención la cantante y su tremendo parecido a Bjork, y su actuación fue más que digna. Presentaron temas de su único Lp y un Ep.
Y salieron a escena los ingleses Depeche Mode, que llevan por lo menos 15 o 20 años reinando en solitario y sin sobresaltos en su estilo, con la lección bien aprendida, sacando músculo y poderío, con pocas concesiones al coqueteo, entreteniendo mucho, emocionando a los fanáticos (tuve varios a mi lado que no paraban de gritar cada minuto), pero eso si, amarrando y conteniendo. Siempre he dicho que esta banda se mantiene como nadie, y que los 4 discos editados en este siglo, su tercera etapa, después de los 80 y los 90, ambas diferenciadas, son una demostración de furor creativo pero en pequeñas diócesis, como si ellos mismos fueran temerosos de su propia fuerza creativa. De hecho Delta Machine, es un buen disco, al que en esta gira, dan la cancha que se merece. El escenario era más sobrio que en otras ocasiones, pero las imágenes en la pantalla grande fueron más que acertadas.
Comenzó el concierto con Welcome to my world, como han hecho en toda la gira, ese tema que abre Delta Machine, del que también sonaron Angel, Should be higher, Heaven, el que fuese primer single de éste último álbum, y The Child inside en versión acústica con Martin L.Gore a la voz (en mi opinión se dejaron sin tocar el mejor tema del disco, Soothe my soul). De discos anteriores sonaron varios temas de Songs of faith and devotion, para mi su obra maestra con Violator, pero es una pena que esos temazos no fuesen interpretados muchos de ellos, como en el disco original. Así Walking in my shoes fue espectacular, para mi uno de los mejores momentos, pero el Remix de In your room lo siento pero mata la esencia del tema, y se empeñan en tocarla así (ya pasó en la anterior gira), Judas en versión acústica con Martin también a la voz y I feel you, ya en los bises, otro momentazo del directo.
El tracklist se completaba con temas de Violator, como Enjoy the silence o Personal Jesus, final de la primera parte, bastante apoteósica, mientras que en los bises sonó un remix de Halo, que tampoco me llena, prefiero la original del disco. De Black Celebration sonó Stripped y A question of time. De Music for the masses sonaron Behind the Wheel, y ya en los bises y como cierre Never let me down again, temazo sideral. A pain that I'm used to y Precious fueron los temas rescatados de Playing the angel. En los bises sonó Home del Ultra en versión acústica cantada por Martin L.Gore y todo el público y Just can´t get enough, aquel primer single de 1981.
En resumen, es una banda que se mantiene ahí arriba, no como U2 por ejemplo, con quien dominaron los 90 a codazos, pero en sus shows que están la mar de bien, para mi sobran dos o tres cosas, porque entiendo que Martin deba tocar varios temas en el concierto, pero el bajón que pega el mismo es considerable, y eso que las interpreta impolutas, pero Dave Gahan te sodomiza, es un animal de escenario, su presencia y voz, y su todavía gran forma física (es increíble, que en sus vueltas sobre el mismo eje repetidas, no se maree) con esos temas que nos purifican y nos dejan claro cual es el camino. Lo de Andrew Fletcher es caso aparte, su pantomima es de lo más curiosa, un tipo adorable, pero que para ir de palmero y agitar los brazos... podría ir yo la verdad. En definitiva, sales del concierto con cara de felicidad, después de la concatenación de temas que forman parte de nuestra vida, y todas esas cosas reprochables quedan casi en segundo plano. Os dejo con el Walking in my shoes interpretado en Viena, en otro concierto de ésta gira.