Lejos queda aquella primera edición de 2005 en Mataró de un festival que ha ido creciendo de manera vertiginosa, y que hoy, avalado por 7 ediciones, se ha convertido en uno de los grandes, y que nadie duda ya en incluir entre los festivales más punteros de la ciudad como el Primavera Sound o el Sonar.
38 grupos, 5 escenarios, más de 30.000 visitantes y mucho mucho talento, para la que bajo mi criterio ha sido la mejor de las ediciones de éste festival, como mínimo a nivel organizativo.
Colas muy muy razonables para un evento de estas características, un servicio médico y de seguridad visiblemente activo, puntualidad británica a la hora de los conciertos y una oferta gastronómica realmente sorprendente para este tipo de eventos: bajo la marca #wearebarna el Cruïlla hizo las delicias no solo de nuestros oídos sino también de nuestros paladares. Paellas, canelones, makis, croquetas…en puestos de comida reservados para locales tan conocidos en la ciudad condal como El Suquet de l’Almirall o Cata1.81. Y todo ello a un precio más que asequible.
En materia musical tampoco decepcionó el festival. Un Damon Albarn coreado por una legión de quinceañeras convertidas hoy en treintañeras llenó hasta los topes el escenario principal del Parc del Fòrum. Unos afinadísimos Vetusta Morla hicieron las delicias de los más indies tirando de temas que se han convertido en himnos de su discografía, como Valiente, Copenhague o Un día en el mundo.
Los más bailones no pudimos dejar de mover el cuerpo con los ritmos latinos de Calle 13, un grupo al que si algo se le tiene que atribuir es que, dejando a un lado en qué grado te guste éste tipo de música, consiguen con creces su objetivo ; no dejar indiferente a nadie. No en vano como ellos mismos dicen en una de sus canciones “ yo se que a ti te gusta pop rock latinopero este reggaeton se te mete por los intestinos”
Una pequeña vuelta al planeta en tres días de la manera en la que siempre deberíamos conocer el mundo: de la mano de la cultura, el talento y el buen rollo.