Concierto Interpol. Madrid (13-11-2010)

Publicado el 17 noviembre 2010 por Abacab @DMRblog
Por cierto, antes de comenzar, recordarles que esta noche a las 23.00h podrán escuchar en http://www.ruah.es/online.html nuestro programa de radio dedicado a Talking Heads y su disco “Little Creatures” de 1985. Confío en que no tengamos fallos internos de nuestro servidor en Radio Universitaria de Alcalá de Henares, el cuál está siendo modificado, generando algún error puntual, que fue lo que propició que hace 7 días no sonara nuestro espacio. Espero que esta noche todo marche bien. Bueno, pues tras este recordatorio, por si quieren pasarse luego a escuchar nuestro programa, pasemos al motivo de este post.
3 años y 4 días después, me reconcilié con una de mis bandas favoritas de los últimos tiempos. Uno de los 3 grupos que forman el trío de mis preferencias surgidas en la última década junto a The Killers y Editors; me estoy refiriendo a la banda neoyorkina Interpol. El motivo por el cual estaba algo resentido con este grupo, fue la experiencia en parte negativa que sufrí en su última visita a la capital, el 8 de noviembre de 2007. Aquel día, sufrí (y no sé si es debido a ordenes que emanen del grupo o su entorno, luego les explico) la ira por parte de los vigilantes de seguridad, que se afanaban en que nadie sacara una mísera foto del concierto celebrado en la sala La Riviera. Este hecho ya lo conocerán muchos seguidores del blog, porque no me canso de denunciar aquello una y otra vez (y más si pueden ver la calidad “tan alta” de las fotografías que aquí les dejo, llevadas a cabo con mi cámara “tan profesional, efectiva y nítida”; en todos los conciertos a los que acudo, veo que cualquiera con una cámara aparentemente más cutre consigue unas fotos mucho mejores, o al menos no tan oscuras). Por cierto, les dejo otra de las pocas imágenes que saqué en aquella ocasión, en este caso en la que podemos ver a Daniel Kessler concentrado en su guitarra, la cual sumada a las 2 que subí de Banks en el artículo de revisión de “Turn On The Bright Lighs”, suponen lo “mejor” que saqué en aquella ocasión.Por fortuna, este pasado sábado 13 de noviembre, y dispuesto en una 7ª fila, algo ladeado a la izquierda del escenario según se mira al mismo, pude escapar de la persecución que sufrí 3 años atrás. No obstante, la reconciliación no solamente se basa en este aspecto extramusical, sino que también se fundamenta en que este reconvertido trío (tras la marcha del carismático bajista Carlos Dengler) ofreció un concierto sustancialmente mejor en el plano musical, a pesar de que el setlist fuera algo menos acertado que el de la gira de “Our Love To Admire”, y mejoró en actitud respecto a dicho anterior show en Madrid. En los siguientes párrafos, les explicaré el por qué y les comentaré el desarrollo de la noche del sábado pasado en el Palacio Vistalegre.
Como no era mi intención estar en primera fila, más que nada por no darme mucho a ver, llegamos a las inmediaciones del recinto sobre las 19h, unos 20 minutos antes de que se abrieran las puertas del Palacio Vistalegre. Intuía que mi entrada me supondría algún problema, puesto que el típico ticket de cartoncito amarillo más o menos consistente de ese proveedor de entradas asociado a una entidad bancaria, en esta ocasión, supongo que por el cajero que escogí, era un simple papelucho, casi de color blanco y con las letras impresas muy borradas. Tras alguna duda por parte de los que controlaban los accesos, pude acceder al recinto; para colmo iba a ser de otra forma, porque ese papelucho me costó los 39 euros de rigor, ¡faltaría más! Al menos esa entrada tenía esos destellos vistos con las luces esas de neón, que permitieron a los empleados comprobar su validez y autenticidad.
Aún llegando no demasiado pronto, conseguí colocarme en la ya comentada posición. Suponía que ahí no llegarían las iras de los gorilas de seguridad que se sitúan debajo y delante del escenario, al no poder alcanzarme desde la valla. Me equivocaba, aunque no por mi, sino porque hubo 2 jaleos enormes, en los que varios de estos tíos se metieron entre el público, atravesando la valla, aunque no sé por qué motivo. Si hubiera sido de nuevo la toma de imágenes el motivo de la discordia, lo consideraría lamentable, pero no lo puedo confirmar.Sí, otra vez nos tocaron en suerte unos teloneros agradables. No había escuchado nada previamente de Suffer Blood, pero la media hora de actuación que se marcaron estuvo más que bien. El grupo se presentaba en escena liderados por su cantante, vestido de forma muy sobria, con un jersey de pico y con un cierto parecido facial con Tom Chaplin de Keane. En lo musical a ratos me recordaban vagamente a los Smiths, e incluso también su cantante, cuando no se mostraba muy brutal al micro, podría tener un tono parecido al de Morrissey. Lo más criticable a Suffer Blood fue que, según lo que marcaba la entrada, se presentaron en escena media hora tarde (ponía que actuaban a las 20.15h y salieron a las 20.45h) y terminaron a las 21.18h. Ello conllevó un comprensible retardo de la salida a escena de Interpol, que aparecerían en el escenario sobre las 21.45h. De Suffer Blood, destaco principalmente las 2 canciones que situaron en el comienzo de sus minutos de protagonismo de la noche. Un grupo que habrá que tener en cuenta y del cuál escucharé algo porque puede que prometan. Arriba les dejo una foto de la banda, quinteto al uso, para que les puedan poner imagen.Con una rapidez bastante ajustada, se consiguió que el retraso de Suffer Blood no afectara en demasía a la hora de salida a escena de Paul Banks, Sam Fogarino, Daniel Kessler y sus 2 acompañantes en escena para completar la maquinaria sonora de Interpol. Realmente a las 21.30h ya parecía estar todo dispuesto, pero había un roadie o “pipa”, que no terminaba de estar contento con los ajustes del escenario para que Interpol comenzara su concierto. Lo dicho, a las 21.45h se apagaron las luces, y comenzó el griterío de nerviosismo por parte del público, que finalmente consiguió completar aproximadamente un 80-85% del aforo del Palacio Vistalegre, cosa bastante digna para estos muchachos de Nueva York. Y es que en realidad La Riviera se les queda pequeña y Vistalegre quizás se les va un pelín grande.El comienzo fue semejante al del último disco del grupo, que ya repasamos hace unos días. En este aspecto, Interpol no mostraron diferente estructura a la de su pasada visita, en la que también comenzaron con la apertura de “Our Love To Admire”, la decente “Pioneers to the falls”. Aquí fue “Success” la que con sus potentes cuerdas de guitarra tomaron el pulso de los asistentes, el cual estaba muy acelerado a esas horas de la noche. Ya comenté que ésta es una de las mejores composiciones del último disco de la banda, y sin lugar a duda fue un acertadísimo inicio de concierto. Para mantener alto el nivel, en 2º término se dispuso la rítmica y acelerada “Say hello to the angels”, la cuál en su día un amigo me dijo que en ciertas partes sonoras le recordaba a “This charming man” de The Smiths; y parte de razón tiene. Pues con este gran tema de su ópera prima, se mantuvo la taquicardia de la audiencia derivada del inicio en sí del show, para no levantar el pie del acelerador al estrenar temas de “Antics” en el repertorio, que a la larga sería el disco más repasado de la noche. “Narc” se encargó de continuar con las buenas maneras de inicio, ya que la intensidad que muestra este tema en su estribillo hizo las delicias sonoras de los que acudimos a ver al grupo.Como acabo de indicar, “Antics” fue el gran “vencedor” de la noche. 7 canciones en total, por las 5 del último disco, 3 nada más de “Turn On The Bright Lighs” y otras 3 de “Our Love To Admire”. “Lenght of love” de hecho fue la 4ª en el listado de temas, y también aparecieron piezas tan especiales como “Take you on a cruise” en la parte final del show y “Evil”, con todos sus galones, en el bis que ofreció el grupo. Lo que me descuadró fue que se seleccionara “Not even jail” para cerrar la parte troncal del concierto antes de rematarlo con el bis de 3 temas. Esto fue una sorpresa, y ciertamente agradable, ya que es uno de los muchos aciertos que “Antics”, 2ª obra de la banda, contiene en su interior.Lo curioso fue que del último disco solamente tocaron lo que sería la cara “a”. Es decir, interpretaron de la canción 1 a la 5, no en orden por supuesto, pero creo que quizás hubiera sido mejor que hubieran elegido “Always malaise (the man I am)”, “All of the ways” o “Try it on” de la 2ª mitad, en lugar de las fallidas (siempre desde mi gusto personal) “Memory serves” y “Summer well”. De hecho, que la anodina “Memory serves” se dispusiera como penúltima canción de la parte central del show, fue un error de cálculo que solamente fue subsanado primero con “Not even jail” y luego con el acertado bis de 3 temazos que nos regalaron Interpol.No faltaron los singles del último álbum. Y prácticamente vinieron seguidos más o menos a mitad de la actuación, solamente interrumpidos con la inclusión entre medias de la ya citada agradable aparición de “Take you on a cruise”. “Barricade” fue muy celebrada y casi todo el mundo saltó con intensidad en la misma, pero creo que “Lights” fue si cabe mejor ejecutada. En efecto, “Lights” es un tema poco inmediato, pero que termina llegando. Es increíble como sin darte cuenta va subiendo de intensidad esta canción de tintes tan oscuros. Ver ese in-crescendo de intensidad en escena fue muy emocionante, y quizás uno de los grandes momentos de la noche, rivalizando perfectamente cara a cara con los instantes de histeria que supusieron otros trallazos o clásicos irrefutables de la discografía de Interpol. Cada día me gusta más esta canción.Y ya que estamos, hablemos de los grandes momentos del evento. Tras el arreón inicial, y tras haber llegado a algún momento de pausa de intensidad y entrega en forma de canción y con título evidente como “Rest my chemistry” de “Our Love To Admire”, llegó el turno de “Slow hands”, que puso patas arriba el Palacio Vistalegre. Fue uno de los momentos en los que más boté de la noche, en una situación curiosamente no muy opresiva, en la que no estaba encajado con mis vecinos colindantes como en otras ocasiones similares. Dudo de si “Slow hands” fue el momento de más arrojo, porque también hay que destacar el papel destacado y cargado de adrenalina que aportó “Pda”, como uno de los pocos temas de “Turn On The Bright Lights” que hicieron acto de presencia en el set list. Aquí lo interesante vino asociado a poder ver las labores entregadas de Daniel Kessler a los coros. Luego hablaremos de la actitud de los componentes del grupo, pero nuevamente el guitarrista Kessler fue un espectáculo con esos juegos y bailes de piernas a la vez que toca la guitarra de forma excepcional. Debajo pueden ver precisamente a Kessler encargándose de las frases finales que se adjudica en “Pda”.El concierto se completó en hora y media exacta. El bis final abría la posibilidad a una posible “bomba h” en forma de un trío de canciones míticas del grupo dispuestas sin pausa como serían “Obstacle 1”, “Evil” y “The Heinrich maneuver” que no habían aparecido todavía en lo que llevábamos de noche. Y de hecho, casi fue así, menos por la salvedad o frivolidad de permutar la citada “Obstacle 1” por el cierre de “Our love to admire”, la experimental y fabulosa “Lighthouse” que comenzó este combo final de 3 temas. Los otros 2 resultados de la quiniela del bis los acerté, sonando en primer lugar “Evil”, que junto a la finalización con “The Heinrich maneuver” dejó a la gente más que encantada y con los nervios a flor de piel tras tanto ritmo y energía en forma de 2 de los temas más queridos y también conocidos de Interpol.En lo que a la actitud de los componentes de Interpol se refiere, hay que romper una lanza, o 2, a favor de Paul Banks. En esta ocasión el líder y cantante del grupo estuvo mucho más amable y hablador, dirigiéndose a la audiencia en un perfecto castellano e incluso soltando algún pequeño discurso como cuando recordó al público asistente que había vivido 4 años en nuestro país y que aquí se habían formado sus gustos musicales. Añadió en un par de ocasiones que era un placer tocar en Madrid y varios agradecimientos, siempre en la lengua oficial de nuestro país. En comparación con su actitud en La Riviera, donde estuvo seco, donde no habló ni una sola vez con el público, y donde tuvo una cara de palo que echaba para atrás, nos enfrentamos a un giro de 180 grados, ya que hasta en varias ocasiones se podía ver a Paul con el rostro risueño, lleno de satisfacción y felicidad. La siguiente imagen no es muy nítida, pero es que la iluminación no nos permitía hacer nada mejor. Luego les comentaré algo de ello.El sr. Daniel Kessler, por su parte mantuvo la elegancia del estilismo de Interpol, puesto que Banks se presentó con una camisa de cuadros, que se alejaba del estilo de traje oscuro y corbata del grupo. Kessler no escatimó a la hora de presentarse con traje y camisa oscura con corbata clara y con ese peculiar pantalón de traje que no le arrastra ni lo más mínimo por el suelo, para poder moverse de arriba para abajo con esos personales pasos de baile que se marca a la par que se encarga de su guitarra eléctrica. Destacó nuevamente sobremanera sobre el resto del grupo, aunque ligeramente menos debido a la citada mejor disposición que trajo Paul Banks, del cual no sé si es que en aquel concierto de La Riviera tenía un mal día. Observen a Daniel Kessler en la siguiente foto iluminado de forma desbordante por un foco azul eléctrico.Por su parte, Sam Fogarino también estuvo muy elegante, en lo que a la vestimenta se refiere, con camisa y corbata con pasacorbata incluido y con el pelo repeinado y más largo que hace 3 años, en la que lo llevaba cortado a máquina. Estuvo correcto y conciso en su batería, aunque la disposición de la misma, muy al fondo del escenario, y sumado a la poca iluminación del escenario, hacía que casi le intuyéramos justo al lado del teclista añadido que lleva el grupo en sus giras. Otra vez, llegado el final del concierto, Fogarino se marcó una interacción peculiar con el público. En esta ocasión se dirigió al micrófono para decirnos que nos iba a filmar desde el escenario y se marchó mientras nos grababa con su móvil a los allí asistentes; él, por supuesto, sin problemas con los miembros de seguridad. Recuerdo que en La Riviera, cuando terminó el concierto, se levantó de su batería y desde allí mismo nos miró al público de forma desafiante y con una cierta sonrisa malévola en su rostro; aquello me dejó a cuadros. Fogarino sin duda tiene unas cosas de lo más particulares cuando sale de su atril de percusión. Abajo la foto de su silueta nada más levantarse de su posición en la batería.Y bueno, del sr. Pajo, sustituto de Dengler y del teclista que acompañaba al grupo, no se esforzaron en quitar protagonismo a Banks y Kessler, y se dedicaron a lo suyo, que es tocar sus instrumentos sin más, y en este caso de forma correcta. Cumplieron con su función, que era lo que se esperaba de ellos. En este punto, hay que decir, que aparte de ciertas sutilezas del setlist que ahora pasaré a comentarles, que eché mucho de menos a Carlos Dengler. Esa presencia estática y con esas poses tan glamourosas en escena, contrastaban de forma muy directa con el dinamismo de Kessler en las tablas. No hay que olvidar que es parte de la ya formación clásica de Interpol y uno de los miembros que llevaba en el grupo desde el debut discográfico, por lo que una pérdida de este tipo siempre es sinónimo de tristeza. ¿Volverá algún día? Ya lo veremos. De momento, en la foto que les dejo a continuación pueden ver a Banks secundado en la retaguardia por el bajista Pajo, y por el teclista, del cuál desconozco el nombre, puesto que no es costumbre de Interpol presentarse individualmente unos a otros.En el apartado de lo mejorable, hemos de destacar la gran sorpresa, en este caso negativa, que supuso que “Obstacle 1” no sonara en el Palacio Vistalegre. Interpol se permitieron la frivolidad de que con un repertorio de 4 discos de larga duración de estudio se dejaran en el tintero uno de los temas con los que empezaron a sonar con fuerza dentro del mundo indie, y quizás su clásico más añejo hasta la fecha (más incluso que “Evil”, que es de una factura o estructura musical parecida). En lo que a carencias o cosas mejorables del setlist se refiere, ya que estamos, creo que hubiera sido mejor permutar “Summer well” o “Memory serves” por otras del nuevo disco más atinadas, como ya he comentado antes. También añadir que siempre me hubiera hecho ilusión que o “Stella was a diver and she was always down” o “A time to be so small”, hubieran sido elegidas para el concierto; al menos tengo el consuelo de que “Stella…” fue de las joyas gloriosas que sonaron en el concierto accidentado de La Riviera. No deja de ser una sorpresa que del fabuloso y celebrado “Turn On The Bright Lights” solamente sonaran 3 canciones, descartando otro temazo incontestable como “NYC”, que también tocaron hace 3 años, pero que esta vez se dejaron en el tintero, a pesar de los requerimientos a gritos que alguien que estaba por mi zona hacía. Por si a alguien le interesa, aquí a continuación les dejo el setlist del concierto de Interpol por orden de los temas que fueron apareciendo a lo largo de la actuación: “Success”, “Say hello to the angels”, “Narc”, “Lenght of love”, “Summer well”, “Rest my chemistry”, “Slow hands”, “C’mere”, “Untitled”, “Barricade”, “Take you on a cruise”, “Lights”, “Pda”, “Memory serves”, “Not even jail”. BIS: “Lighthouse”, “Evil”, “The Heinrich maneuver”. Quizás si el concierto hubiera durado 10 minutos más y en los mismos hubieran metido “Obstacle 1” y “Stella…” o “A time to be so small”, en mi modesta opinión, hubiéramos estado frente al concierto perfecto.Otro aspecto algo flojo del concierto residió en la iluminación del evento. Daba la impresión de que el juego de luces era algo pobre, y en efecto faltaban la fila de focos delanteros habitual para iluminar a la banda desde arriba de su ubicación en el escenario. Solamente se dispusieron los focos traseros con un papel importante en este apartado, como podrán ver en las fotos que les he ido dejando, y unos a los laterales de corte o look cinematográfico, muy apañados en su forma, pero poco eficaces a la hora de iluminar. También había una serie de luces a ras de escenario, y los fluorescentes que presidían el telón de fondo, pero su intensidad nunca fue demasiado exagerada. En este apartado, hay que decir que Interpol adecuó su luminosidad de escena a la que desprende gran parte de su obra. El look de Banks, cubierto de flequillo hasta la altura de los ojos, y esta iluminación tenue, provocaron que se viera la cara del cantante de Interpol de forma bastante difusa durante casi toda la actuación. No obstante, de cuando en cuando se consiguieron efectos de iluminación bastante resultones, como el que pueden observar en la siguiente foto, que evoca en parte a la portada del primer disco de la banda “Turn On The Bright Lights”. Sobre el tema de la seguridad, he de apuntar que un servidor de ustedes no tuvo incidencias en esta ocasión. Sin embargo, algo pasa con Interpol, porque siempre los empleados de seguridad tienen que hacer demostración de fuerza en sus conciertos, entre una audiencia en la que parece que el ambiente está moderadamente tranquilo, puesto que no hay bailes de choque, y lo único que se produce en algunos temas como “Slow hands” o “Pda” es que la gente se pone a botar, pero sin ir al encontronazo con los que le rodean. Hubo un momento que se montó un buen lío en la zona central del escenario, con una actitud un tanto brutal de los seguratas con algún asistente. No sé si sería por temas de cámaras de fotos, puesto que en las primeras filas había una alta “densidad de población” de este tipo de artilugios, lo cual me produjo cierto relax, ya que al efecto veía que todas las cámaras de mis alrededores conseguían mejores resultados pictóricos que mi paupérrima cámara digital. Al final del show, creo que ya en los bises, fue por la parte izquierda según miras al escenario cuando de nuevo esas linternas de los empleados de turno se afanaban en no sé qué hacer. Ahí al menos no hubo contienda. Veo todo esto poco razonable, porque me dirán ustedes si las fotos que aquí les he ido dejando son tan “cojonudas” como para que me increpen por hacer las mismas. De hecho, al lado de mí había un tipo con una cámara medio profesional de cuidado; como para que me hubieran dicho a mi algo.En fin, que nuevamente los empleados de seguridad estuvieron alterados. No puedo dejar de comentar que ante su actitud, cuando empezabas a ver sus movimientos nerviosos y sus encendidos de sus linternitas enfocando al respetable, te daba la sensación de encontrarte ante una avanzada de La Gestapo en plena redada. Aunque no vinieran a por mi, creaba cierta incomodidad ver esos hechos. No obstante, considero dejar abierto una posibilidad de excusa a los miembros de la seguridad, ya que ellos solamente cumplen ordenes y en otros conciertos de otros grupos no suceden cosas de este tipo (puede que Banks o los managers de Interpol tengan algo que ver en todo este asunto). No voy a insistir más en esto (creo que ya es suficiente), puesto que egoístamente yo no sufrí en esta ocasión las citadas acciones (ya tuve lo mío hace 3 años).Y tras toda esta exposición, finalizo rubricando que el concierto de Interpol el 13 de noviembre de 2010 en el Palacio Vistalegre de Madrid fue una buena experiencia. Tras 3 años desde aquel concierto, he podido quedarme con un sabor agradable de un concierto de Interpol, pero no solo por el asunto ya comentado de los problemas personales que yo tuviera aquel día, sino porque en esta ocasión Banks y los suyos ofrecieron un concierto mejor, quizás con alguna carencia mayor en lo que al setlist se refiere (en este apartado, quizás fue más conciso el repertorio de La Riviera), pero sin lugar a dudas mejor ejecutado, en un recinto mucho mejor y más grande y con una actitud sustancialmente más positiva, sobre todo por parte de su cantante Paul Banks. ¿Volveré a ver a Interpol en directo? En caso de que así sea, ¿volveré a tener problemas con lo de las fotos como en el concierto anterior en que les vi? Todo eso ahora me da igual, en estos momentos estoy satisfecho y contento de la experiencia vivida el pasado día 13 de noviembre de 2010 en el Palacio Vistalegre. Aún con la ausencia notable del insustituible Carlos Dengler, Interpol gozan de buena salud y su directo es prueba de ello.