¿Creían que el artículo había terminado? Pues no. Como ya he dicho en mi texto, Alfredo Morales se vino conmigo y también aporta su visión. A continuación les dejo con su crónica, la cual es mucho menos destroyer que en otras ocasiones; supongo que ya van conociendo la prosa de nuestro buen amigo y tertuliano radiofónico, ¿no? Creo que ha hecho un buen trabajo:
El pasado domingo y como cierre de las fiestas de la Paloma, pudimos disfrutar de un enérgico concierto de Loquillo en la Plaza de las Vistillas. Si bien mi compañero Abacab ya le había visto en otras ocasiones, para mí era la primera vez que iba a un concierto del Loco, el cual viene de publicar un doble álbum en directo “El Creyente”. Justamente, y como era de esperar, el setlist del concierto madrileño estaría muy basado en este álbum.
Llegamos a la pequeña plaza donde se iba a realizar el concierto, y a pesar de ser domingo a altas horas de la noche y de toda la gente que está de vacaciones por estas fechas, el lugar estaba lleno de gente y eso que aún faltaba tiempo para que comenzase. Un olor a fritanga infecta nos invadía; es el típico olor de las fiestas de la capital y los pueblos de alrededor, no apto para estómagos sensibles. Antes de Loquillo actuaba Olga Ramos haciendo un repertorio de folclore típico madrileño o llámenlo X; ya saben, todas esas canciones que mueven a los más viejos del lugar, botella de oxígeno en mano, a bailar agarrado al ritmo de “Madrid, Madrid, Madrid”, “Pichi, es el chulo que castiga”, “La verbena de la Paloma” o la de “La española cuando besa”. No voy a decir que pienso de estas canciones; me lo guardo para desahogarme en el momento y la bitácora adecuada.
Olga Ramos tuvo su momento activista proclamando su rechazo al Toro de la Vega, lo cual suscribo al 100%. Tras la actuación de la artista me quede pensando si dentro de 30 o 40 años, cuando seamos viejunos (o seguramente estemos bastante muertos), se seguirán cantando esas canciones tradicionales; tengo mis serias dudas. Lo más seguro es que todas estas canciones se hayan dejado de cantar y los profesores hablen de ellas en los colegios como una cosa del pasado tipo los dinosaurios.
Fue justamente a las 23.30 cuando un dinosaurio del rock and roll hizo su aparición franqueado por una gran banda dispuesta a darlo todo en el escenario. Dinosaurio por lo grande que es, por experiencia, y como dice él “por derecho”; de ninguna manera es algo despectivo. Muy al contrario, ya que pudimos comprobar la buena forma física y la enorme base de fans que posee el Loco, los cuales se sabían todas y cada una de la letras de las canciones menos conocidas.
El concierto se abrió con “Rock and roll actitud”, tema perfecto para no calentar el ambiente sino pegarle fuego directamente. Una de esas canciones que tanto se pueden identificar con el personaje. Junto a un Loquillo que no paraba de moverse de un lado al otro del escenario, estaban los ya clásicos guitarristas Igor Paskual y Jaime Stinus acompañados por un tercer guitarrista Josu García, el teclista Santi Comet y el batería Laurent Castagnet. Mención aparte para el bajista Alfonso Alcalá que parecía el hermano gemelo de Aníbal Calor del grupo Ojete Calor.
Entre las canciones de esta primera parte del concierto nos encontramos con la seria y efectiva “Línea clara”, la contundente “Memoria de jóvenes airados” o “Sol”, canción que significó el reencuentro con Sabino Méndez en la composición. Loquillo bajaría al foso para tomar más contacto aún con su devoto público durante la punki y un tanto macabra “Carne para Linda”; aquí el despliegue de cámaras y teléfonos móviles fue tremendo. Todo el mundo quería fotografiar un primer plano del Loco que se conserva estupendamente como pudimos comprobar en esas distancias tan cortas.
Canciones todas muy aplaudidas aunque estaba claro que más allá de los fans, la masa que llenaba las vistillas estaba esperando los clásicos y fue cuando el Loco empezó a descargarlos uno por uno. Así llegaron “El rompeolas”, “El hombre de negro”, “Feo, fuerte y formal” o “La matare”, esta última en una versión de gran intensidad donde los músicos pueden lucirse a gusto.Otro de los clásicos fue “El ritmo de garaje”. Todavía me acuerdo cuando yo era pequeño y veía a Loquillo y Alaska interpretar esta canción en el ya mítico programa “La Bola De Cristal”. Desgraciadamente no estaba Alaska por allí para hacer el dúo, pero me gustó mucho ese cambio de letra adaptándola a las circunstancias de la edad con ese “tu hija no lo dice, no. Pero me mira mal…”. Muy resultona forma de darle un tono Milf a la canción que le va como anillo al dedo y que refleja bastante bien la realidad de muchas Milfs que vuelven al mercado por la puerta grande, pero cuyos hijos, increíblemente conservadores, no admiten que su madre querida tenga una vida sexual mil veces más interesante que la suya.
Tras un pequeño descanso, Loquillo y su banda vuelven a la carga con una serie de temas donde se mezclan clásicos con otros más modernos como “La nave de los locos”. Sonó “La calles de Madrid” muy apropiada para esa noche y en la que Loquillo llevo puesta la típica boina de paleto madrileño parpusa, que es como se llama la gorra de los típicos chulapos madrileños. También hubo lugar para la emotiva “Cuando fuimos los mejores” que sería muy aplaudida.
Durante el clásico “Rock and Roll Star” loquillo haría un cambio en la letra para meter una puya al Ministro Wert y su IVA al 21%. El Loco introduciría su banda añadiendo la procedencia geográfica de cada uno de ellos. Al llegar al propio Loco, como todos sabemos catalán, añadió “y estamos aquí para sumar no para restar”, todo un alegato unionista como tantos que le han costado la marginación en su propia tierra. Finalmente llegaría la apoteosis final con ese “Cadillac solitario” que todo el mundo cantaría dejándose la garganta en este clásico del rock español. Loquillo, consciente de la gran cantidad de clásicos que tiene en la mochila y que de alguna forma ya pertenecen a la gente, dejaba que el público corease sus canciones más conocidas. La cantidad de singles de Loquillo que forman parte de la historia del rock español es abrumadora. Una persona que no es fan puede acercarse perfectamente a verle en directo; conocerá sin duda la mitad del setlist y eso no lo pueden decir muchos.
Loquillo y su banda se despiden después de más de hora y media de Rock arrollador y sin tregua que me dejó encantado tanto por el impecable sonido y compenetración de la banda, como por las canciones, así como por la actitud del protagonista: orgulloso, pero no prepotente, agradecido, pero no pelota. El directo de Loquillo es abrumador. Esa noche, una vez más, se ganó el título de “Rock And Roll Star”, ¿La única que nos queda en nuestro mediocre paisaje musical nacional? Es muy posible y debemos cuidar a las especies que están en extinción. Que no nos pase como con los dinosaurios, por tanto debemos cuidar a Loquillo.