Esta sala se conoce por sus conciertos en pequeño comité, se trata de una sala de medidas acogedoras de manera que te encuentras casi casi encima del grupo, y esta experiencia pocas veces se puedes vivir.
Nos pusimos en primera fila y empezó el concierto, salieron uno por uno haciendo un solo, dándolo todo ya desde el primer momento. Se palpaba la energía y el entusiasmo que dejaban ir los cuatro miembros del grupo, con esas ganas de comerse el escenario, el público y todo lo que se les pusiese por delante.
Empezaron el repertorio con Así es la vida bajo el grito “wana wana eh, wana wana oh” que no sé qué quiere decir, pero era valor y realismo en estado puro como bien indica el título de la canción. Esta no es la única canción llena de realismo y humanidad, sino que entre Calentado motores, Aprendiendo a vivir, canción que da nombre al disco, y los continuos movimientos nerviosos del cantante transmitían sinceridad y pasión por la música. No les costó nada que el público les siguiera con saltos y gritos.
La entrega de los músicos era pegadiza y prometedora, el batería incluso se levantaba para tocar los platos lleno de adrenalina que te venían ganas a ti también de subir y empezar a tocar. En la novena canción del concierto Quiero el guitarrista hizo un solo verdaderamente espectacular que consiguió volver locos a todos los presentes. Sinceramente, hoy en día no paran de salir grupos de música de debajo de las piedras y es gratificante poder ver y, sobretodo, presenciar cómo hay algunos que valen y muchísimo. ¡¡¡Porque esto, señores, sí que es música!!!.