Hace varios días que este concierto del californiano Nick Waterhouse era muy esperado. La Sala que lo acogía era la antigua disctoteca Pachá de siempre, ahora llamada Teatro Barceló. Era mi primera vez allí para un concierto, y estaba anunciado para las 21:00h, hora exacta a la que llegué y la cola para entrar doblaba la esquina, tremendo susto el mío y de algunos más que llegaban corriendo del curro. Yo haciendo cábalas pensé "nos esperarán hasta que entremos" y así fue. De entrada, en el tenderete se habían acabado los vinilos, sólo quedaban cd's. Después de esta historieta intrascendente que me apetecía contar, vayamos al grano.A eso de las 21:20h el bueno de Nick salió al escenario, con los cinco componentes de su banda, una chica al bajo, un tremendo y excelente batería, un fino teclista al hammond, una preciosa y enorme corista de color y un saxofonista y flautista negro también, de categoría sublime. Un sonido impoluto, una banda engrasada al 100% y la voz de Nick soberbia.
Una última reflexión, este concierto valía 20 euros + 3'60 de impuesto revolucionario que todos nos comemos con patatas si o si, total 23'60, unas casi 4000 pesetas de las de antes, y no es un concierto caro para lo que se lleva ahora, ojo. Nick lleva un set que le viene durando una hora justita, con bises algo más, pero vamos sus discos son cortos, si los hace enteros llegamos a la hora y media mínima que la gente exige por lo que paga y a lo que está acostumbrada, lo digo porque Mr. Waterhouse seguramente habrá oído los abucheos del final y no los ha entendido, explicado queda. Pero eso si, el artista siempre es soberano de hacer sus conciertos de la duración que le plazca. En este caso nunca mejor dicho aquello de, "lo bueno si es breve, dos veces bueno". A las 22:35h ya me estaba tomando una caña en las afueras...Os dejo con Sleeping pills, tal y como sonó esta noche.