Concierto Roger Hogdson. Madrid (24-07-2019)

Publicado el 30 julio 2019 por Abacab @DMRblog
Bastante afectados por habernos enterado unos minutos antes de la muerte de Rutger Hauer, el mítico Roy Batty de “Blade Runner”, acudimos de oyentes al recital de Roger Hogdson en el Jardín Botánico de la Complutense. El ex-Supertramp se presentaba con el nombre de la mítica banda a la que perteneció unido al suyo, para dejar bien claro que gran parte del repertorio versaría sobre los días en los que formó aquel quinteto mágico junto a Davies, Helliwell, Thomson y Siebenberg; no en vano, de su trayectoria en solitario solamente tocó 4 temas, muy bien interpretados, eso sí.Nos vimos a las 21h en la puerta del recinto; yo previamente había estado dando un paseo relajante (a pesar del calorazo) por el campus, por motivos personales felices (si bien que me enterase de lo de Rutger en mitad de ello, me chafó un poco el momento). Allí estuvimos con nuestro colaborador Luis Felipe Novalvos, el cual iba también a nuestro particular palco y su amigo Vicente, buen melómano y aficionado a estos conciertos, que por su lado sí estaría dentro del recinto.Por mi lado, decliné sacar entrada por el volumen de gastos por asuntos personales que he tenido en los últimos meses y porque precisamente el exceso de caché que considero se aplicó el bueno de Roger (a pesar de su grandeza), no ayudaba al esfuerzo económico. Más tarde, ya casi a las 22.00h, hora indicada de arranque del show, se sumó Mariano González a nuestra zona para la escucha. Hay que decir que de las veces que he estado escuchando el hilo musical que sale del recinto, es la ocasión en la que más gente se ha congregado (en algún momento, en nuestro sector, llegué a contar 27 personas). Aquí debajo una foto desde el interior que Vicente nos mandó desde su posición antes de comenzar la actuación.Roger empezó más o menos puntual y arrancó con “Take the long way home”. Muy reconocible y bien interpretada. Ya, nada más acabar este primer clásico, tuvo una larga locución de bienvenida dirigida al público, quizás algo más larga de lo que debería. A lo largo de toda la actuación daba la sensación de que Roger estaba como en casa, mostrando mucha cercanía al dirigirse con frecuencia a los espectadores con notable amabilidad y pleitesía hacia nuestro país.
En los primeros compases también pudimos escuchar la sublime “School” de “Crime Of The Century”, que para mí fue uno de los momentos más memorables. Sin duda en el capítulo de mis pasajes para el recuerdo de este show, estuvo en el final de la parte troncal del show antes del bis. Ya lo advirtió a gritos un animoso oyente que estaba cerca, si bien la esperaba y el spoiler no fue tan sangrante. Llegaba “Fool’s overture”, esa gran composición que pone fin al que quizás sea mi disco favorito de Supertramp, aquel “Even In The Quietest Moments…” de 1977. Fue interpretada íntegra, con todos sus efectos sonoros y con un Roger que transmitía muy bien la intensidad de cada pasaje al micrófono. El juego de luces, el cual se atisbaba ligeramente desde nuestra zona (la parte superior del escenario es lo que veíamos), también acompañaba a crear un buen momento del concierto. Simplemente por este momento ya me mereció la pena acudir. Aunque desde fuera, será un momento que no olvidaré, como me pasó en 2017 con “I’m on fire” y el Boss.Ya que estoy comentando este pasaje, tiro para delante y cito el bis. Roger volvió a escena tras la magnífica “Fool’s overture” para dar rienda suelta al esparcimiento con la coral “Give a little bit” (del mismo disco que la canción anterior comentada, de hecho su tema de apertura) y para sorprendernos en parte con “It’s raining again”, canción que no esperábamos (por lo que nos comentaba Luis Felipe) y que a la postre terminó siendo el fin del show.
Dentro de la hora y 40 minutos de concierto, Roger, desde mi prisma, no se dejó nada de nada. En este sentido no puedo poner pegas. Lo principal cayó íntegro. Entenderán por tanto que “The logical song” o “Breakfast in America” (muy al inicio del concierto) no faltasen. Para mí, que escuchar en directo “The logical song”, la canción con la que comencé a adentrarme en Supertramp, de la voz de su cantante original (ya lo había hecho con Supertramp en 2002 y 2010, pero sin Roger), fue otro instante muy especial que disfruté bastante.Luego hubo guiños muy buenos a la historia de Supertramp. Por ejemplo, me agradó mucho el pasaje dedicado a “Crisis? What Crisis?” con “Easy does it” y “Sister moonshine” encadenadas, como en sucede en el disco al que pertenecen. Me resultó algo sorprendente, para bien, que rescatara “Don’t leave me now” de “Famous Last Words”. De sus discos en solitario me agradó mucho que recuperara en particular “Death and a zoo” de aquel “Open The Door” del año 2000.Luis Felipe Novalvos acusó algo de merma vocal en la figura de Roger. Cierto es que hubo al menos un par de pasajes mejorables que yo noté en 2 momentos puntuales de algunas canciones, pero desde mi punto de vista yo me fui bastante satisfecho del timbre que mantiene Hogdson y le sentí bastante reconocible (sabiendo las limitaciones vocales que se van acumulando por lógica cuando se van cumpliendo años). Fue un concierto completo, repleto de los grandes éxitos y alguna ligera sorpresa, muy bien medido en ese apartado. De lo visual, más allá del acertado juego de luces que apreciamos en “Fool’s overture” muy bien coordinados los fogonazos de luz blanca con las notas más histriónicas, tampoco podemos contarles más (para ello, visiten otras crónicas).Estas crónicas no dejan de ser la narración de una peculiar vivencia por tampoco poder permitirnos pagar tantas y tantas entradas que compraríamos del siempre interesantísimo cartel que ofrece año tras año las Noches Del Botánico. Lo que nos pareció curioso en esta ocasión es que tanta gente se sumara a nuestro palco. También hay que tener en cuenta que, a pesar del precio algo elevado de las entradas en esta ocasión, se agotaron los tickets y quizás muchos no pudieron acceder y optaron por esta vía. No es lo mismo, pero ya sea por un motivo u otro el que no puedas acceder (o estar tieso o no quedar entradas), siempre es un buen plan b para al menos disfrutar de la música.