Precisamente por la experiencia previa de hace 8 años y de otros conciertos como el de Madness, intuí que no haría falta madrugar mucho en la cola para conseguir un buen lugar en pista para ver el concierto. Además, no les voy a explicar otra vez el asunto de la cercanía al escenario, las cámaras de fotos y los empleados de seguridad, con lo que resumiendo, para una 8ª fila, con llegar a las 19.30h más que de sobra. Por otro lado, y debido a los problemas ya surgidos en 2 ocasiones con el tema de la tarjeta de mi cámara digital (en el concierto de Sôber y en el de Hombres G), iba con más miedo que el que se tiene a un nublado sobre si después del trabajo fotográfico, todo se fuera al traste por un inoportuno error informático.
Con todo, los planes salieron como estaba previsto y llegando al Palacio de los Deportes sobre las 20h, conseguí sin despeinarme, sin aguantar colas y dando un relajado paseo hacia la pista (menudas carreras frenéticas he vivido en otros conciertos por las entrañas de este recinto) una 4-5ª fila, como es costumbre un poco ladeado hacia la izquierda según miras al escenario. Otros días he llegado mucho más temprano al recinto, soportando hasta 3 horas de espera en cola fuera del recinto, pero sin embargo en esta ocasión se me hizo el triple de tediosa la hora y media que hubo de espera hasta que empezara el show. Los motivos supongo que principalmente serían la falta de conversación con algún otro asistente, que normalmente suele darse, y por otro la ausencia de teloneros. Con ello, y siguiendo la tendencia de muchos de los espectadores que ya se encontraban en el interior copando las primeras filas, me senté/tumbé en el suelo (como ya pasó hace 8 años), para posteriormente poder aguantar mejor el tiempo de pie que durara el concierto.
Es raro que unos caballeros como son Supertramp no cumplan a rajatabla la puntualidad escrupulosa de la hora del comienzo, pero así fue ya que Davies, Helliwell, los Siebenberg y el resto de músicos aparecieron en escena con exactamente 10 minutos de retraso. A su favor hay que decir que respecto al aspecto físico de los mismos hace 8 años, noté pocos cambios en Davies y Helliwell, pero sí que vi algo más envejecido a Bob Siebenberg. Asunto fotos: me confié y pensaba que del día de Hombres G quedaría batería suficiente para aguantar todo el concierto; me equivocaba, puesto que antes de llegar al ecuador del mismo, la cámara se quedó sin gasolina. Una pena, ya que ciertos momentos graciosos como cuando John salió con un embudo auditivo con las palabras “Right” y “Quite right” para “Bloody well right” no pudieron quedar inmortalizadas por un servidor, pero sí que pude realizar una buena tanda de fotos hasta que dio de sí la batería, las cuales les voy intercalando “From now on”.