The Dream Syndicate, la banda californiana renacida en estos últimos años, están de gira presentando su nuevo disco Ultraviolet Battle Hymns and True Confessions de este 2022 y ayer recalaron en la capital de España, a la vez que celebran el 40 aniversario de su primer álbum, es difícil describir lo que significó ese primer disco de The Dream Syndicate, editado en el otoño de 1982 "The days of wine and roses". Para muchos, significó el punto de partida del renacimiento del rock americano, sirvió para redescubrir a bandas como The Byrds y para impulsar nuevos proyectos como R.E.M, y aunque muchos lo descubrimos muchos años más tarde, su influencia es abrumadora. 40 años después, son un grupo de culto minoritario en su país natal. Sin embargo, en Europa su repercusión a lo largo de los años ha sido mayor, especialmente en España, donde su líder, Steve Wynn, ha sido reverenciado en sus sucesivos proyectos y encarnaciones por un nutrido grupo de fieles entre los que estamos unas pocas almas. Dennis Duck a la batería junto a Steve son los únicos miembros originales que quedan, de los que fundaron el grupo en su día, completan la formación actual Mark Walton al bajo y Jason Victor a la guitarra.
Lo de ayer, no podría describirlo con palabras, aunque trataré de hacerlo, en un resumen escueto fue OTRO ESCÁNDALO. El sonido de esta sala es fantástico, a mi siempre me ha gustado, pero ayer The Dream Syndicate dejó claro como tiene que sonar un grupo de su calibre, fueron demoledores. El sonido de las guitarras fue descomunal, con esas influencias de la Velvet Underground, Sonic Youth (muy claras), Pixies y del Neil Young más corrosivo con Crazy Horse. Steve Wynn a la voz y guitarra, Dennis Duck a la batería, Mark Walton al bajo y Jason Victor a la guitarra (en la gira no viene Chris Cacavas a pesar de haber grabado el último disco), y vaya cuatro musicazos, lo bordaron, el bajista no dejó escapar ni una sola nota incluso en los largos solos instrumentales, un portento, además de los solos de guitarra salvajes de Jason cuyos duelos con Steve Wynn fueron bestiales, las guitarras chirriaban y daba gusto. Además y por si fuera poco, la manera de cantar de Wynn acentuando en cada momento las frases y apuntillando cuando el público debía hacer coros... fue majestuoso, incluso en los silencios. El concierto fue de menos a más y a partir aproximadamente de la quinta canción la banda entró en trance y todo fue sublime.
En definitiva una noche muy especial, con una banda que se sigue reinventando y haciendo lo que mejor sabe con un regusto absolutamente vigente y que los que les adoramos ya contamos los días para su próxima visita por estos lares.Os dejo con un par de momentos de ayer, los temas Bullet holes y Damian.