The Sadies, la banda canadiense, son tan extraordinarios y extrañamente únicos, que el poder verlos en España en directo, me parece una de esas experiencias tan alucinantes, que cada vez que los vuelvo a ver, salgo encantado y a la vez, diciendo hoy han estado más melódicos, otras más en rollo bluegrass, otras más rockeros, cada noche lo que quieran y lo que les dé la gana porque van tan sobrados, tocan tan bien tantos estilos, y son tan geniales músicos, que lo hacen todo tan fácil... pero amigos no es fácil, os lo aseguro.Hoy venían a presentar su maravilloso último disco de este año, Northern Passages, y la Sala El Sol estaba hasta los topes para recibirlos.
Los jefes de la banda, y eso se nota en vivo, son los hermanos Travis y Dallas Good, éste último presenta los temas, a los compañeros del grupo y da las gracias, ayer las dio y muchas. Pero Sean Dean al contrabajo no da puntada sin hilo, mientras Mike Belitsky es una auténtica máquina de precisión a las baquetas. Luego está el asunto de los estilos, te hacen folk-rock-country, surf, del garage al rockabilly, del bluegrass al punk, sonidos fronterizos de spaguetti western, o la psicodelia con momentos de bastante acidez por cierto, todo ello que puede pasar incluso en medio de una misma canción.
Como digo, venían a presentar Northen Passages, del que hemos podido escuchar There are no words, Through strange eyes, Another season again, Riverview fog o God Bless The Infidels. De discos anteriores cayeron de aquel Internal Sounds temas como The first 5 minutes, So much blood, y Story 19, ésta última ya en los bises. Del Dark Circles, sonaron Another year again, Cut corners, o Tell her what I said. Del New Seasons se pudo oir What's left behind. De las clásicas más antíguas sonaron Tiger Tiger, de aquel álbum de 2002 Stories often old, de la que también sonó el tema que da título al disco (con las voces graves a lo Johnny Cash). También ese Ridge Runner Reel en la que la guitarra de Travis, va acelerando de manera magistral, hasta ir a mil por hora. Pretty Polly y Sunset to dawn aportaron el lado más celta, con ese violín tocado de manera bestial por Travis Good, aquellas composiciones que hicieron para una serie de televisión (The neighbors dog).
De las versiones capté varias, de Elvis ese Loved on look, a la que el público respondimos con un Sup, sup, sup, cantando junto a ellos, también la adaptación del tema del dúo de los 60 The Louvin Brothers, There's a higher power. En una serie de enlazadas siguieron Casting my spell on you y la gran versionaca para mi de la noche, A house is not a motel de mis adorados Love, momento que viví de manera gloriosa, porque la interpretación fue antológica, de hecho creo que me elevé por encima de mi mismo.
Por allí andaba mi gran amigo 61&49 y Cía, que disfrutamos de un concierto sideral.
En algunos momentos del directo me parecía ver a Neil Young con su lado más country-folk de la época de Buffalo Springfield, en otros me parecía estar escuchando al mismísimo Dick Dale, y en otros a Ennio Morricone transformado en 4 tipos canadienses. Lo alucinante de este grupo es que saltan de un estilo a otro (incluso dentro del mismo tema) con un dominio fuera de lo normal, y sin perder ritmo, de hecho hubo tramos del concierto que enlazaban 5 o 6 temas sin descanso. Además, en el terreno de las versiones, que hacen con tremendo acierto, dejan claro que maman de lo mejorcito. Y encima y por si fuera poco, el tema de las armonías vocales que practican los hermanos Good es bestial, ya que Travis posee un tono más grave, y Dallas más agudo, pero consiguen llegar a un punto donde ambas se funden de manera maravillosa, ayer varias veces.