Los caminos de la infidelidad son inescrutables. WhatsApp, redes sociales, Tinder, lo de siempre. Y subiendo. El mal está ahí, agazapado, esperando cualquier oportunidad.
Su teléfono jamás ha echado humo, como el de sus amigos que, recién liberados de lo que parecen siglos de monogamia, se lanzan a los brazos del cancaneo jovial, despreocupado, y diurético. Por la pérdida de líquidos, dice. El sexo como elemento de socialización. La de gente que se conoce, oigan.
Su teléfono se ilumina el 90% por temas laborales y el resto con mensajes de voz de su madre octogenaria y lacónicos OKs de su churri como respuesta a sus recordatorios de comprar suavizante, cebollas o papel higiénico. Todo súper erógeno, ya ven. Solo, de vez en cuando, alguien que conoció meses atrás le propone en un Whas salir a correr o algún mensaje de Linkedin inapropiado. Linkedin, el nuevo Tinder. Pero eso es otra historia.
Por eso cuando el otro día un chulazo de A.C (Antes de Canal 9) quiso ligar con ella por el Messenger de Facebook pues le hizo hasta ilusión. Compréndanlo, desde su mayoría de edad, lleva el paso del tiempo regular. Vio su carita escribiendo y, de repente, el horror: “Hola, mami”. El mensaje era, obviamente, para otra. Pero si algo le ha enseñado el tiempo es a ser prudente y se limitó a responder, como si fuera un hombre, es decir, breve. “Yo no tengo hijos”, le espetó.
Sra. o Srta. Peatón con falda. Foto: Mònica Torres.
Pero aquel chico, inasequible al desaliento, continuó: “Por eso, que cuando los vas a tener”. Y se quedó de piedra. Esto es, obviamente, una anécdota que resume perfectamente el derecho que cualquiera se arroga a preguntarle a una mujer cuasi desconocida cuándo va a ser madre. Dando por hecho que quiere o que puede serlo. Sin saber sus circunstancias, su historial médico, o su santa voluntad de no realizar el sacrificio definitivo: diluirse, desaparecer por unos años, para crear y criar. Solo dando por hecho que una mujer está completa como hembra, cuando se reproduce.
La 10 veces nominada al Goya, Maribel Verdú, a sus 46, aún ha de responder preguntas estúpidas acerca de la maternidad cuando esa misma periodista –paradójicamente la mayoría de las que caen en el tópico son mujeres- jamás le haría esa pregunta a Lluís Tossar.
Esta semana de semáforos con faldas se ha celebrado el Día de la Mujer Trabajadora donde todo el mundo se ha llenado la boca contra este tipo de micromachismos tan aceptados y sobre la consabida conciliación familiar y laboral. Ella va un paso más y aboga por el respeto a la conciliación familiar y laboral para aquellos que no tienen hijos. Porque los Herodes también tienen vida personal. Y esas cosas.