Las lecciones de Islandia podemos resumirlas como: toda crisis es una oportunidad que permite un avance o un retroceso individual o colectivo. Como no podemos evitar la crisis, utilicémosla para construir un nuevo proyecto social. Apostemos por una "revolución" para reformar el sistema financiero, económico, político y jurídico existente. Es posible salir de la crisis: "hay razones para el optimismo y la esperanza porque somos nosotros, los ciudadanos, los que hemos de recuperar el norte y transmitir el rumbo que queremos tomar a nuestros gobernantes".
Tal como resume Elvira Méndez en su libro "La revolución de los vikingos": "La construcción de una sociedad mejor nos corresponde, nadie lo hará en nuestro lugar. Hemos de empezar por nosotros mismos y por nuestras propias circunstancias. Hoy la nación asustada somos nosotros: no es posible huir de la crisis. Ahora debemos preguntarnos: ¿qué puedo hacer yo para avanzar en esa dirección? Ya no sirve negar la realidad sino afrontarla".