Conclusiones: imagen pública de la química

Publicado el 05 mayo 2013 por Joseleg

Conclusiones: imagen pública de la química

Quizá nuestra tierra, quizá la humanidad lleguen también a una meta ignorada que se habrán creado para sí mismas. Ningu­na mano nos dirige, ningún ojo ve en nuestro lugar; el timón se ha roto hace ya mucho tiempo o, mejor, nunca ha existido: está aún por hacer. Es una gran tarea y es nuestra tarea.

La química moderna devino públicamente en ser, a lo largo de sus cinco revoluciones, útil, colonizada, impura y sucia. De manera muy general y abreviada los químicos, su industria, sus profesores, sus revistas, sus libros de texto, aislados del resto de la sociedad, volcados a resolver sus propios proble­mas, se han olvidado de reconocer su propia identidad. La imagen pública de la química que durante la primera revolu­ción química se manifestó en la Enciclopedia sigue siendo vi­gente, en lo fundamental.

Hemos sido incapaces de transmitir, compartir, inducir o convencer a los no-químicos (es decir la inmensa mayoría de la sociedad planetaria) dos ideas funda­mentales:

Una sustancia química es lo que es, independientemente de su origen. Las sociedades humanas, lo son, porque ro­deadas de materiales, son artificiales.

Vivir, y hoy los humanos viven más que nunca antes...¡también gracias a la química!... rodeados de contaminan­tes, conservadores, alimentos preparados, medicinas y otras muchas y muchas más sustancias químicas, es un riesgo.

La conclusión del artículo de Lazlo y Greenberg (1991), veinte años atrás nos dice:

Los estereotipos sobre la química y los químicos que hemos llamado aquí "falacias" son creencias muy extendidas en nuestra sociedad. Estas creencias surgen como simplificacio­nes y generalizaciones que tienen connotaciones más emocio­nales que de tipo racional. Es posible que la ciencia misma haya sido la causante de la aparición de estos estereotipos en el pensamiento occidental, y de las ideas totalitarias que las colectan [...] ¿Qué puede hacerse contra estos estereotipos? Parece que poco ha cambiado desde Sócrates y que la función de la filosofía sigue siendo ayudar a liberarnos de los cli­chés, de las verdades absolutas y de los estereotipos.

Tal vez, más que nunca antes, Jano identifica la imagen pública de la química. Es el umbral... sabemos de dónde ve­nimos, pero ¿a dónde vamos?